¿Hacia dónde se fue el gasto?

¿Hacia dónde se fue el gasto?

El déficit público es un episodio de un solo año, no es acumulativo. El impacto en el año siguiente se expresa a través de la cuenta de intereses y la deuda.  Con la decisión del gobierno de tomar como base 2012, el episodio de gasto electoral en vez de ser un fenómeno aislado y coyuntural (más que duplica el déficit del año anterior y el crecimiento del gasto público real es 12 veces el promedio de los cuatro años anteriores) se convierte en un nivel estructural.

El nivel de gasto del gobierno no tiene por qué ser “malo o bueno” a priori. El problema es la estructura institucional y económica que lo recibe.

RD es el país de mayor desviación de fondos, despilfarro y tráfico de influencia en el mundo y varias mediciones internacionales indican un deterioro institucional creciente en los últimos 4 a 5 años, rompiendo récords mundiales de deterioro (Transparencia Internacional). Más aún una reconstrucción de lo acontecido en el año casi mes por mes, publicado por Nelson Suárez indica que es imposible alegar ignorancia. Fue una decisión deliberada: crear el hoyo fiscal para comprar impunidad y fue una decisión consciente de que se iba a provocar un dolor inmenso en la calidad de vida de la ciudadanía, como lo sabe cualquier estudiante de economía que ha cursado macro I: un aumento del gasto público que no se pague con aumento del PIB implica un ajuste. ¿Han cambiado las condiciones institucionales que permitieron ese hoyo fiscal? ¿Se volverá a “botar” el dinero adicional?

¿Cuál fue el impacto en el PIB de este desbordamiento del gasto? Un ejercicio simple de econometría de largo plazo (1978-2012) indica que en 2012 el impacto esperado del PIB real por el aumento del gasto público real debería haber sido un 10% más elevado del registrado. Es decir, un crecimiento de 35% del gasto público real en 2012 (únicamente igualado al crecimiento de 1979)  debió haber provocado un crecimiento del PIB del 14% y según las cifras del Banco Central el crecimiento fue de 3.8%, en un contexto donde las importaciones reales crecieron en 1% y los demás componente de la demanda agregada real crecieron. 

Si bien este cálculo es elemental y requiere más sofisticación, los funcionarios públicos del área económica deberían haberse hecho la misma pregunta: ¿hacia dónde se filtró el gasto? y debieron estar buscando esos “pinches” para taparlos, antes de estar buscando más dinero.  En conclusión, con una institucionalidad que parece perpetuarse por la estructura corporativa que gobierna y con esas filtraciones en el gasto público es muy probable que veamos un 2013 con derroche e ineficiencia de recursos públicos, pero con más recesión y pobreza de la ciudadanía por el paquetazo.

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