Hacia dónde va la economía dominicana

Hacia dónde va la economía dominicana

ROBERTO B. SALADÍN SELIN
Posiblemente, amplios sectores del país se estarán cuestionando, por qué cada cuatro años, al concluir el período de gobierno de una administración, durante la transición, la nación se enfrenta casi siempre, en mayor o menor grado, a una crisis económica que sacude la misma.

Qué habría que hacer, si es que las lecciones del pasado pudiesen ahorrarle en el futuro, otros traumas al país, para no caer de nuevo en ese circulo vicioso cuatrienal, donde los déficits del sector público, el endeudamiento interno y externo y recientemente, la crisis del sector financiero, obligarían a preguntarse, hacia adónde va la economía dominicana.

Independientemente de la coyuntura actual, en que el país tiene un Acuerdo Stand-By firmado con el FMI, aún cuando está suspendido en su ejecución, del que se derivan el cumplimiento de determinados topes y compromisos, ahí están, para poner algunos ejemplos de las coyunturas de las crisis económicas cuatrienales, lo ocurrido al término  de algunos de los períodos de gobierno.  Al final de algunos cuatrenios, los desequilibrios internos y  externos, llevaron al país a negociar con el FMI, ante la ausencia de disciplina interna, ya que el gobierno central, se disloca en esos períodos.

Los antecedentes de las crisis que salen a flote en el período de transición (mayo-agosto) al final de cada cuatrenio, casi siempre tienen como «gatillo»,  como se diría en los EEUU «el trigger», el desbordamiento del   gasto público del gobierno central, en el período eleccionario enero-mayo, el cual unido a un cúmulo de problemas económicos externos e internos, terminan por desequilibrar la estabilidad macroeconómica, como habría ocurrido en los periodos pre-electorales.

Dentro de una situación, en la que el gobierno central coordine, teóricamente, su política fiscal y de gasto público con la política monetaria, crediticia y cambiaria del Banco Central, dentro de su gestión de gobierno, debería crearse un clima de estabilidad macroeconómica con estabilidad de precios, como lo establece ahora, la Ley Monetaria y Financiera No.183-02, en su Art.2 , acápite a) «mantener la estabilidad de precios, la cual es base indispensable para el desarrollo económico nacional».

Así, el desbordamiento o dislocación del gasto público del gobierno central al final de cada cuatrenio, se puede medir por el paquete de resoluciones que casi siempre ha tenido que adoptar la Junta Monetaria, en los  meses de junio o julio al final de cada cuatrenio para ajustar la masa monetaria, vía topes al crédito del sector público, encaje legal, restricciones  crediticias, etc.  Ante el desbordamiento del gasto público,  se cierra el crédito al sector privado y su secuela de alza de las tasas de interés.

Independientemente de «choques» o constreñimientos del sector externo, alza de petróleo, recesión en los EEUU, incremento de precios de importaciones, que obligan a ajustes, hasta ahora, persiste una debilidad y control en los mecanismos de contención del gasto público, careciendo la Ley de Presupuesto, aún dentro de la programación trimestral que se ha adoptado últimamente, de normas y disposiciones que «alerten» sobre el dislocamiento  del gasto público.

La pregunta, hacia adónde va la economía, estaría en función de la respuesta que se le dé a la creación de mecanismos eficientes de control del gasto público, en el gobierno central, sujetándolo al estricto cumplimiento del Presupuesto de Ingresos y Ley de Gastos Públicos; monitoreándose, la expansión del crédito interno neto al sector público y creándose un Consejo de Endeudamiento Externo, que filtre, evalúe y recomiende, cada financiamiento o empréstito, restringiéndose para el sector público, el acceso a los préstamos comerciales. El Estado, siempre tiene la posibilidad de emitir bonos internos, comprometiéndose a honrarlos.

El instrumento de política económica más importante hacia el futuro seria el Presupuesto de Ingresos y Ley de Gastos Públicos, que es el instrumento que envía señales a los «agentes económicos» de hacia adónde irá el gasto y la inversión pública, crecimiento esperado del Producto Interno Bruto (PIB) y hacia que sectores irá esa inversión.  Más allá de la disciplina de las obligaciones que impone el FMI, hay que luchar para volver a tener presupuestos equilibrados, porque solo la disciplina rigurosa en el manejo del gasto público, contribuiría,  entre  otros factores,  a la recuperación de la confianza; todo lo anterior sustentado, en una política monetaria que mantenga la estabilidad de precios y por supuesto, el equilibrio macroeconómico, dándose así una respuesta mas consistente y coherente a la pregunta de hacia adónde irá la economía dominicana  y pasando del circulo vicioso de las crisis económicas cuatrienales, al circulo virtuoso de transiciones menos traumáticas para la nación.

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