La universidad es una creación de la edad media occidental. La universidad medieval era una comunidad de maestros y discípulos organizada en corporación autónoma para enseñar y aprender. La autonomía suponía la exención de las jurisdicciones locales y un margen amplísimo de independencia.

Eran instituciones de la cristiandad, más que del país en que se encontraban. Fueron reconocidas por una bula papal, su lengua era el latín y sus grados eran validos en toda Europa.

Las primeras universidades aparecieron en el siglo XIII, organizadas como grupos profesorales en París, o de estudiantes en Bolonia. El renacimiento y la reforma, al provocar la quiebra de la concepción medieval del mundo, iniciaron una crisis en la universidad vinculada a ese pensamiento. Algunas aceptaron en mayor o menor grado el humanismo y la nueva ciencia. Otras permanecieron cerradas en un aristotelismo estéril. Perdieron su sentido ecuménico, se nacionalizaron y fueron católicas o protestantes, según la religión del país en que se encontraban.

España disfrutó de un momento de auge universitario, reflejo del  poderío político y cultural que hizo posible el viaje de Cristóbal Colon para el descubrimiento y la colonización de América en 1492, empresa que trajo a la  Isla Hispaniola la Cruz de Cristo, la Catedral Primada y la primera universidad americana -la de Santo Domingo- fundada en 1528 por frailes Dominicos, mediante bula pontificia.

Pasaron 450 años antes de que la Universidad de Santo Domingo lograse su autonomía y el fuero en 1966.  Su última etapa, el autoritarismo trujillista, la victimizó durante tres décadas, desde donde saltó hacia un anárquico democratismo del cual parece aún no se recupera.

El asesinato del Coronel policial Julián Suárez Cordero, víctima de terroristas, atestigua que el extremismo populista ha hundido a la UASD en un abismo insondable.