¿Hacia dónde vamos?

¿Hacia dónde vamos?

Somos una sociedad con muy poca protección. En los últimos 50 años hemos vivido el deterioro de la calidad de vida hasta límites impensados. Los gobiernos dicen que se han dedicado a crear una República Dominicana moderna, pero han olvidado lo fundamental.
Mientras disfrutamos de adelantos de última generación, vivimos de espaldas a la realidad: basta con leer los avisos de los supermercados, ahí caemos en cuenta de que, hace tiempo, que se importan tilapias, yuca, plátanos, papas, habichuelas, arroz, batatas y paro de contar.
¿Cómo hemos desincentivado el sector agropecuario para que hayamos llegado a estos niveles de desabastecimiento?
Parece como si fuera natural que importemos azúcar, azúcar ¡señores! un renglón en el que fuimos importantes exportadores: Hace un tiempo exportadores peruanos pulsearon para invadir el país de sal, lo último que podemos permitir siendo, como somos, una isla.
Dicen que agricultores costarricenses compraron cepas de yuca de Moca, la sembraron, la enceraron, la vistieron con presentación internacional y se llevaron el nicho que habíamos creado en mercados internacionales.
Entre la roya del café y la falta de incentivos y créditos a tiempo, para los pequeños caficultores, la producción del aromático grano ha caído hasta niveles que obligaron a la importación.
Aún no hemos hallado formas de diversificar el consumo de la hoja del tabaco y cada día tenemos más problemas con la producción de ese renglón que una vez fue de los que conformaban nuestras mayores exportaciones.
Pese a que producimos el mejor ron del mundo, siempre nos hemos dejado avasallar por la propaganda, el mercadeo inteligente y la percepción de que otros rones son mejores que los nuestros, aunque no es cierto.
Año tras año hay una diarrea de graduados en Mercadeo, Publicidad y cualquier otra profesión no productiva, mientras el número de estudiantes de Agronomía y Veterinaria se convierte en un recuerdo lejano. Mientras, los estudiantes de Química, Energía, Física, Matemáticas, si los hay, son cada vez menos.
Eso no le preocupa ni al gobierno ni a muchos gobernados debido, a que hay una parte de la sociedad, cada vez menor, que compra y puede comprar cada vez menos, o de calidad inferior, los productos que necesita para el diario vivir.
Se confía en que si no tenemos producción continuemos con la importación de todo lo que podemos producir y no lo hacemos, puesto que habrá una mayor generación de divisas en el sector turístico, la minería y otros renglones.
Seguimos la fiesta y soslayamos, queremos ignorar, que una buena parte de las divisas que gastamos proviene de préstamos que hace el gobierno para equilibrar unas finanzas cuyos gastos se dispararon hasta el cielo debido al clientelismo, las nóminas abultadas y el robo al erario. Eso es, hasta un día.

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