POR CARLOS FRANCISCO ELÍAS
Un brillante poeta colombiano, Darío Jaramillo, asignaba a las palabras una significacion especial, hay palabras en forma de cenizas, que explotan como pólvora y hay otras que son flores que se marchitan en un día , decía el poeta. No creo que la situación de la República Dominicana, sea diferente a todo lo que los versos de Jaramillo insinúan.
La fuerza de nuestro aliento, la radicalización del intento ante la gran desfachatez, se quedó en las urnas el 16 de mayo. Pero el estado de inconsciencia de hacia dónde vamos, nos puede hacer creer que el único acto de repentina madurez cívica se debe limitar a un acto desesperado de urnas prodigiosas.
Despertar del sueño ahora es mejor, porque nada será automático.
Porque además, aunque nunca se sepa la verdad de la verdad, nunca las redundancias fueron más queridas y urgentes, al margen del hastío, nos tocaba matanza nocturna con locos blindados, calientes en sus bases de turno, epítome excelso del rostro facistoide, de una reelección alimentada con cánones históricos fuera de fase, concebida en el cuplé de un desvarío inenarrable.
El aliento, el rechazo, la conciencia, se quedaron en las urnas, como testimonio de una añoranza de justicia con vocación de anti-impunidad…
Faltan apenas días para que llegue el 16 de Agosto del 2004, el apaleamiento cotidiano por medio de la falta de energía electrica, con todas las distorsiones sicológicas colectivas que implican la falta de sueño, el rompimiento de la sana rutina cotidiana de la población, ha hecho que de modo sabio, se le llame a este spectrum pöpüpolus mortalis, simple y llanamente: la venganza Hipolitus…
Hartos de una maldita democracia de hace tantos años con un maldito círculo vicioso de ladronazos aventajados, hartos de un consensus amplio de impunidad deliberada y pactada, con filamentos de sangre nunca aclarada (la tesis policial es que mientras más desarrollo hay, más próspera es la delincuencia, palabra de Dios, maldigamos el desarrollo), harto de ver pasar el tiempo con la misma música malsana, pareciera que hemos llegado al punto en que la posibilidad de la ilusión de nuevo, se hace difícil, sumamente dificil: apenas sobrevivimos…
Las fórmulas de nuestras élites, según Miguel Ceara Hatton, tienen más de 30 años enchivadas en soluciones de poder y en políticas sociales, flácidas, inútiles, a eso mismo otros hemos llamado, la democracia-esclavitud, que es un sistema donde las clases sociales gobernantes, contertulian, solo para mantener el poder y luego una vez con el uniforme del verdugo, usar el foete con antifaz, para no conocer a nadie…
La gente, en términos generales, quizás en detalle no sabrá a partir de la teoría qué sucede, pero sus estados de ánimo y bolsillo y viceversa, son la clave y seña de un alma apesadumbrada, cuyo nacionalismo palidece ante la realidad de la miseria y la evaporación de la calidad de vida.
El inconciente colectivo, como el fantasma Gasparín, se levanta y en su silueta, hecha invisible, mira a su alrededor y recoge los pellejos del alma que han sobrado de esta debacle a golpe de chistes sádicos, de gobernantes sádicos, de esta debacle construida en el concepto del anti-estado, la mejor difinición formal de la mafia operando en territorio oficial con licencia pública.
¿Cómo construir ahora, especialmente para todos aquellos que con honradez ahorraron y perdieron, un nuevo comienzo o decir palabras de aliento para comenzar?…
Seamos sinceros, una cosa es que nos ilusionemos, postrados en el terreno de batalla en turno de tiro de gracia, y otra es que entendamos con tristeza, que de lo que se trata es de renovar fuerzas, para intentar vivir mejor, que en definitiva, en este episodio terrenal, tránsito súbito, de eso es de lo que se trata.
Entre la risa nerviosa y la vocación solícita del chiste a flor de labios y pensamiento, la Dominicanidad, que no es más que la gente misma agrupada en sus tareas y deberes, en sus sueños y aspiraciones, está profundamente adolorida y desorientada, vive en la resaca diaria que más bien recuerda la famosa película mexicana titulada: la vida inútil del escuincle Pito Pérez, mejor retrato de marginalidad y desesperanza, no se puede buscar…
Sé muy bien que no pocos tildarán este artículo de derrotista, a ojos vista, que lo es: porque no basta votar el 16 el mayo, habrá que tener conciencia que lo que viene es, en cierta manera, es un intento de replanteamiento del país en todos sus esquemas, obsérvese que no hablo de refundación, vocablo baboseado por politiqueros ex izquierdosos, sin memorias de la historia, porque pesa más la palabra huera que la auténticidad de la conciencia pérdida…
De lo que se trata es no llegar al 16 de Agosto, con exceso de ilusiones, porque eso entonces sería un llamado al suicidio colectivo.
Será importante, eso sí, que todos hagamos conciencia de que en cuatro años, se puede destruir por ocho,pero en cuatro años no se puede reconstruir con el mismo valor de equivalencia, no importan las buenas intenciones y la conciencia ante la gravedad de lo que se hereda, porque de los tiempos y las realidades internacionales, nadie puede tener control.
La tesis del pesimismo o el optimismo quizás no cuenta, lo que no debe faltar es una alta dosis de realismo que impida un desmoronamiento moral colectivo ante todo lo que nos puede corresponder como reto inevitable
En otras palabras, hagamos conciencia de que no tenemos más remedio que hacer ilusiones de los pellejos del alma que sobreviven, que dan signos de vida.
Y de paso: estar alerta porque mientras hagamos ese noble intento, como el fantasma Gasparín, vendrán voces politiqueras a perturbar el esfuerzo en nombre de la barbarie y la inconsciencia politiquera y la verdad es que ya no nos queda tiempo para esa lucha estéril, no nos queda tiempo.
Al decir del poeta Jaramillo, a esos habrá que borrarlos con palabras detergentes,si fuera el caso…