La crisis global prosigue haciéndonos víctimas de su imponencia. Bajo esta calamidad creada por el sistema, las personas, perplejas como aquellas que viajaban en el Titanic cuando aquel barco se hundía, no pueden sino rogar por un milagro hasta que la zozobra inminente trágicamente les obligue a saltar hacia el mar, sin otra posibilidad de supervivencia.
El perfeccionamiento y extensión del orden capitalista global, con su intensiva explotación de las personas y de la naturaleza; con su especulación comercial y financiera; con el empobrecimiento masivo como consecuencia del poder e intereses de minorías; casi ha exterminado la condición humana y su razón, pero también ha agotado con impulsos que les son inherentes su propio orden social y su sistema de negocios.
Sin esperar una automática renuncia de los pueblos a este sistema, porque la conciencia social está siempre más retardada que los procesos que la cambian; para las mentes de vanguardia, es el momentum de fraguar el nuevo renacimiento y volver a nuestras raíces, fomentando la reorientación de la civilización hacia la vida. Hay que resituar las relaciones de personas a personas, entre personas y naturaleza; entre presente y futuro. Es la hora de la connaturalización universal que nos libere de la alienación e inversión de fines y valores y de la anomia colectiva de la especie hecha buscando uno contra los demás llenar sus vacíos existenciales con toda expresión de violencia posesiva.
Es imperativo movilizarnos enmancipatoriamente dentro de la corriente del humanismo histórico que tuvo en C. Marx la culminación de su trayectoria, desechando los prejuicios en contra y las malas aplicaciones de sus aportes. Hay que estudiar a Bertrand Russell y Erick Fromm, redescubrir a Gandhi inspirarse en Mandela y Luther King, admirar a astronautas como Eileen Collins y tener como ellos fe en la causa humana sin fronteras para organizar un nuevo tipo de partido socialista por la paz, la vida, la justicia, y la supervivencia ética y física de la especie en peligro dentro de la masiva sociedad de autómatas desechables y del Homus Consumens ansioso en ambiente de inseguridad, decadencia, violencias y miedos.
Para involucrarnos modestamente en esta fe, los Activistas Progresistas Independientes y su Red nos hemos disueltos sintonizándonos con el Momentum.