Hacia el subdesarrollo

Hacia el subdesarrollo

Cuando uno analiza la situación real por la que, por siglos, ha estado atravesando la América Latina y el Caribe, y lo hace con un enfoque objetivo y realista, más allá de las quimeras y utopías de políticos y malabaristas de la realidad, se encuentra ante un cierto desánimo que le lleva a preguntarse si en verdad nuestros países podrán salir de la situación de subdesarrollo y miseria que padecen, no obstante los modestos avances logrados por algunos y los oasis de esplendor que en casi todos aparecen, cual vitrina de marketing.

Lo cierto es, mal que nos duela, es que no tenemos futuro por el camino que trillaron las hoy potencias desarrolladas; las condiciones y privilegios de que ellas disfrutaron no están a nuestro alcance. Agreguémosle a ello el hecho cierto de que ellas mismas se han encargado, a lo largo de los años, de crear un mundo que responde a sus intereses y conveniencia. El modelo de progreso del mundo industrializado no tiene aplicación posible en nuestro mundo. La misma situación global que vivimos en estos momentos lo demuestra. Un sencillo y único ejemplo: los Estados Unidos, con el 5 % de la población mundial consume el 25 % del petróleo que se produce hoy en el mundo. Sencilla aplicación de la regla de tres: a esa tasa de consumo el 100% del petróleo solo alcanzaría para el 20% de la población del planeta.

Días atrás en un aula de Maestría emprendí el siguiente ejercicio de razonamiento. Le fui preguntando a varios cursantes que me señalaran tres países desarrollados hace 150 años; a otros, la misma pregunta hace 100 años y a continuación hace 50 años. En esencia, todos coincidieron en señalar las mismas naciones. Ello nos llevó a un cuestionamiento. ¿Acaso esos países desarrollados tenían un nivel de vida y de consumo superior al que tienen hoy día las naciones llamadas subdesarrolladas? Obviamente no.

Sin embargo, ninguno de los países hoy subdesarrollados, aunque no pocos tienen hoy un standard de vida superior a los que tenían aquellas naciones décadas atrás, hoy califican como naciones desarrolladas. El problema es que el concepto desarrollo – subdesarrollo es relativo; tiene que ver con el comportamiento de varios indicadores en cada momento histórico. Hay un conjunto de índices que distinguen a unos países de otros.

En estos momentos, precisamente por el comportamiento de esos indicadores, se habla de la “brecha” que separa al mundo desarrollado del subdesarrollado. La amarga realidad es que esa brecha cada día se ensancha más y se hace más profunda dejándonos cada vez más lejos de los niveles del desarrollo.

Si eso es así entonces tenemos que concluir que avanzamos, relativamente, hacia un mayor subdesarrollo.

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