Hacia la búsqueda de soluciones prácticas y urgentes

Hacia la búsqueda de soluciones prácticas y urgentes

Teófilo Quico Tabar

Deben abandonarse por un tiempo proyectos no prioritarios socialmente

Para sectores importantes en casi todo el mundo las preocupaciones mayores consisten en las cosas que enriquecen sus entornos y sus fortunas.

Como si todas las personas tuvieran resueltos sus problemas. Pero parte importante de los habitantes de esos países no tienen acceso si quiera a cosas elementales, lo que crea un grave contraste entre opulencia y pobreza.

Esa realidad innegable de muchas naciones representa una tentación para que algunos se sientan motivados a empujar hacia sociedades con un grado tal de confusión, donde la vida para muchos no sea solo miseria, sino miseria en medio del desorden.

He sido sistemático predicando que hay que atacar las causas. Y aunque suene trasnochado, provocar cambios en las estructuras de los países. Renovar los sistemas.

Reorientar las inversiones. Planificar más y mejor para corto, mediano y largo plazo. Educar. Pues por más mecanismos que utilicen las cúpulas de las naciones, no podrán ocultar la realidad, ni atacar solamente los efectos. Puesto que las causas también se multiplican a la misma velocidad e intensidad.

Esta compleja situación ha colocado naciones frente a panoramas difíciles. Pues mientras el modernismo exige mega proyectos, grandes avenidas, altos edificios, lujosas plazas y centros comerciales de todo tipo, acelerado ahora mucho más por la pandemia, el desempleo y la pobreza no han disminuido, para no decir que han aumentado.

Por esas razones es aconsejable detener la marcha para comprender a plenitud lo que ocurre con todo el realismo y crudeza. Entender que los problemas no son tan simples como algunos pudieran creer. Y que nadie por si solo podrá enfrentarlos.

Se trata, si se quiere, de una responsabilidad compartida. Pues independientemente de la pandemia, en el pasado no se realizaron todos los esfuerzos necesarios. Y a mi entender, las metodologías empleadas fueron equivocadas. Más para efectos políticos que con deseos reales de producir desarrollo.

El gran logro del sistema o nuevo modelo que han vivido muchos países, sobre todo en los últimos tiempos, ha sido permitir el aumento del número de ricos, concomitantemente con el aumentado del número de pobres.

A partir de una conciencia plena de la existencia de esa realidad, se imponen soluciones prácticas como urgentes para disminuir las grandes brechas entre unos y otros. Combatiendo los factores que las producen. Comenzar a toda velocidad acciones de efectos de corto plazo. Reorientar las inversiones públicas hacia proyectos esenciales que vayan al corazón de los marginados.

Abandonar por un tiempo proyectos que no sean socialmente prioritarios, o que tiendan a aumentar el poder de unos y a evidenciar más las desigualdades como factores de irritación social. Evitar acciones y actitudes que pudieran entorpecer la necesaria armonía entre los ciudadanos, como base fundamental del equilibrio democrático.

Pero además, que la pulcritud, decencia y humildad se reflejen en todas las acciones para que aumente la credibilidad de los actores. Así se podría evitar que muchos países zozobren, víctimas de la intolerancia más que de las diferencias. Porque la pandemia puede convertirse en motor multiplicador de la velocidad e intensidad de la irritación social.

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