Nada presagia una luz al final del túnel, tal es la oscuridad mental en que se sumerge una persona atribulada por deudas. Sin embargo, hay soluciones. caminos que conducen hacia la libertad financiera, exitosamente transitados por deudores y deudoras que lograron unas finanzas sanas.
Ganar esa libertad, salir de la esclavitud del endeudamiento, romper con conductas adictivas al consumo y a la deuda, demandará cambios en la forma de pensar y actuar, crear conciencia sobre el manejo prudente y eficiente de las finanzas. Y aún más, trocar esa amarga experiencia en una oportunidad para desplegar el talento y emprender acciones productivas, nuevos medios de vida.
Conviene cambiar algunos aspectos sobre la forma en que maneja las finanzas: la planificación del presupuesto familiar y priorizar gastos ayuda a enfrentar imprevistos con ahorros, no con deudas.
Ese trayecto hacia unas finanzas sanas que, siguiendo un plan de pago, se deberá recorrer paso a paso con disciplina, firmeza y determinación, será menos escabroso para quienes se endeudaron por causas evitables: hiperconsumismo, falta de planificación y priorización del gasto, entre otras razones.
En cambio, resultará empedrado para familias en quienes es tal la magnitud del déficit presupuestario que difícilmente podrán romper las cadenas del endeudamiento sin un incremento del ingreso monetario, sin que se produzca el aumento salarial que en justicia debe acompañar a una economía en crecimiento.
Además, economistas han planteado que un escenario de endeudamiento, como el actual, que no esté acompañado de la elevación del ingreso monetario podría provocar una desaceleración del crecimiento de la economía.
Gasto público. Para esas familias, la mayoría, la conquista de la libertad financiera estará condicionada a un reencauzamiento del gasto público, a una reorientación de la política económica que tienda a elevar sus ingresos, la calidad de vida de la población.
Lograrlo estaría supeditado a que se ponga un dique al endeudamiento progresivo del Gobierno, para así, no solo garantizar la soberanía económica, la autonomía frente a los acreedores, sino también evitar que la deuda absorba dineros del fisco que deben orientarse a mejores servicios públicos, a la creación de fuentes de trabajo productivos, a empleos de calidad que eviten cubrir gastos fijos e imprevistos con deudas.
Es cuestión de planificar y optimizar los recursos, darle un uso racional, productivo, erradicar las causas por las cuales los beneficios del crecimiento económico no llegan a la población para que no tenga que endeudarse.
El Gobierno deberá dar un nuevo destino a cuantiosos recursos canalizados para beneficiar a una élite política y reforzar el clientelismo, realizar una mayor inversión en los sectores productivos que impulsan, no solo el crecimiento de la economía, sino también el desarrollo nacional.
Y sobre todo, ahorrar. Desarrollar una cultura del ahorro versus la cultura del consumo.
Vivencia esperanzadora. La experiencia de deudores y deudoras confirma que es posible superar la crisis y llegar a la meta de limpiar el historial crediticio. Sus vivencias reafirman que, a la vez, aprovecharon esa aleccionadora situación como una oportunidad para lograr cambios favorables en sus finanzas y el estilo de vida.
Un reto para la búsqueda de otras medios de vida creativos que incrementen los ingresos, lo que, además, tiende a elevar la autoestima.
Algunos claudican, otros se liberan. Hay deudores que tras tocar fondo con el sobreendeudamiento alcanzaron una transformación, comprendiendo que las cosas que realmente valen no se compran con tarjetas de crédito, ni siquiera con las plus, oro o platino.
Con tal convencimiento, lograron una diferente jerarquización de valores, en las que no tienen prioridad cosas que antes le parecían imprescindibles.
Buscaron ayuda, apelaron a numerosos recursos a la disposición del deudor para encarar el endeudamiento, opciones que pueden conducir a liberarse de ese fardo. Un primer paso es evaluar la situación financiera y trazar un plan de pago, permaneciendo centrados hacia sus objetivos, sin dejar que la ansiedad y tensión por el endeudamiento les domine.
Lo más inteligente es enfocarse siempre en las soluciones, no en el problema. Identificar oportunidades de ganar más dinero y manejarlo con eficiencia.
Planificar, priorizar. Una de las causas del endeudamiento excesivo es la tendencia a evadir la planificación presupuestaria. Muchas personas gastan sin considerar sus límites, compran compulsivamente sin considerar el balance de ingresos y gastos, el estado de sus cuentas bancarias, de las tarjetas de crédito. El resultado es un desorden financiero que lleva al sobreendeudamiento.
Al elaborar el presupuesto, es indispensable definir lo que es una auténtica necesidad en el gasto, distinguir entre lo indispensable, lo importante y lo prescindible, entre necesidades y deseos, y en función de esta diferenciación establecer prioridades, siguiendo un plan organizado para cumplir los objetivos. Con frecuencia es preciso reducir el presupuesto, tomar responsabilidad por los gastos, considerar las diferentes formas en que la familia puede aminorarlos.
Idenfificar las causas. Es preciso profundizar en las motivaciones de una conducta consumista, no solo para liberarse del estrés financiero, sino porque también ayuda a recobrar el sosiego.
Serenamente, identificar, las causas y arrancarlas de raíz, reconocer dónde reside el verdadero problema y enfocarse hacia ellas con la firme disposición de erradicarlas, de sanear las finanzas, pagar y recobrar la tranquilidad perdida. Esto es válido sobre todo para personas endeudadas por motivos que tienden gastar de más, a la compra compulsiva de artículos innecesarios.
Detrás de ese comportamiento suelen haber razones que remiten a un trasfondo. Hay casos en que obedece al intento estéril de llenar un vacío emocional, falta de afectos, insatisfacciones. Acumulaban cosas materiales, tenían lo que apetecían, pero en realidad, esos objetos las tenían secuestrada
Eran compradores compulsivos, a los que el hiperconsumo llevó al endeudamiento, cuyas cadenas rompieron, logrando finalmente unas finanzas sanas, transitando paso a paso el camino hacia la libertad financiera.
1. Deudores Anónimos
Las personas afectadas por el estrés financiero, quienes perdieron el control de sus vidas a causa de las deudas, encuentran ayuda en Deudores Anónimos (DA), institución internacional que trata la disfunción financiera. Ofrece orientación a grupos de autoayuda integrados por jóvenes y adultos que participan en reuniones de alta confidencialidad, donde encuentran orientación personas adictas a la deuda, cualquier deudor interesado en liberarse de ese fardo.
2. Triple propósito
Deudores Anónimos funciona con un triple propósito: dejar de incurrir en deudas sin garantías, compartir su experiencia con nuevos miembros y llegar hacia otros deudores. Esa entidad, surgida a partir de reuniones de Alcohólicos Anónimos, se estableció en el país en el año 2000, desde cuando ofrece ayuda a personas en quienes la deuda se convirtió en una patología, en una adicción equiparable a la de alcohol y droga, que fueron diagnosticados como deudores compulsivos. Entre los miembros de DA, hay quienes fueron referidos como parte de su terapia en la Fundación Fénix, dedicada al tratamiento de las adicciones.
2. Asesoría financiera
De suma importancia es una buena asesoría financiera para lidiar con las deudas, una persona especializada que oriente en la búsqueda de una solución. Un asesor financiero evaluará la situación para elaborar un plan, clave para resolver un cobro compulsivo, aminorar la carga de las deudas.
3. Reparar un mal crédito
Buscar un préstamo para pagar tarjetas de crédito y otras deudas es buena opción para reparar su mal crédito. Si se tienen otros compromisos, procede solicitar un préstamo para consolidarlos. La conciliación y renegociación es fundamental, y para ello conviene apoyarse en la Unidad de Mediación Financiera de ProConsumidor, que brindará asesoría para cuantificar las deudas , llegar a un acuerdo de pago razonable y saldarlas según lo convenido.
Ahorro: herramienta indispensable para detener errático endeudamiento
El Gobierno, la familia, los ciudadanos deberán enfocarse hacia la creación de una cultura del ahorro, como parte de su responsabilidad de frenar el sobreendeudamiento y evitar sus demoledoras secuelas.
Crear el saludable hábito del ahorro exigirá descontinuar el consumismo irresponsable, el despilfarro, la falta de racionalidad en el gasto, más aún si se mantiene en base a un sostenido endeudamiento.
Financistas aconsejan que no solo debemos concebir el ahorro como depósitos bancarios, sino como la administración efectiva de los ingresos monetarios, de modo que la optimización en el uso del dinero repercuta en la disponibilidad del mismo.
Expresan, asimismo, que el ahorro no se contrapone al bienestar, es diferir gastos que no requieren inmediatez, mantener una reserva para el futuro a fin de disponer de recursos para imprevistos.
Debemos aprender a ahorrar. Para comenzar a crear una verdadera cultura del ahorro es preciso organizar nuestras finanzas, planificar gastos e ingresos, trazarnos metas. Analizar la situación financiera para saber qué cantidad de dinero es posible reservar cada mes.
Aconsejan destinar al ahorro el 10% de los ingresos disponibles, considerarlo como un “gasto” y así sentir que con ese dinero no puede contar, estar conscientes de la importancia de disponer del mismo para situaciones realmente de emergencia.
Es necesario vigilar consciente y constantemente los egresos, mantener la disciplina en el gasto, haciendo rendir el dinero, aprovechando al máximo cada peso. Un paso importante es acabar con el hábito de comprar fuera de lo presupuestado. Si la persona no está dispuesta a prescindir del gasto innecesario y gastar menos de lo que gana, ningún plan lo podrá ayudar.
Gastar menos de lo que ingresa contribuye a crear el hábito del ahorro, además de ser un bálsamo contra el estrés financiero, una valiosa ayuda para mejorar la salud sicoemocional y el nivel de energía, la actitud ante la vida.