Hacia las urnas entre las luces y sombras de la economía

Hacia las urnas entre las luces y sombras de la economía

El BC hizo uso de sus elevadas reservas internacionales para inyectar más liquidez al mercado y así enfriarlo.

La posición que asumen calificadoras de riesgos que certifican el estado de la economía en coincidencia con iniciativas locales de la libre empresa hasta ahora satisfechas con sus resultados, aparece en uno de los lados -el positivo- de la realidad nacional; en el otro está la pregunta ¿por qué comer es cada vez más caro? y la enumeración de las principales y dramáticas preocupaciones que las familias reflejan sobre su presente en los medios de comunicación y encuestas. Una confrontación de intereses disímiles en el horizonte.

Un panorama de datos favorables sobre el país figura continuamente en declaraciones de entes como el Fondo Monetario Internacional: «la economía dominicana ha sido una de las más dinámicas y resilientes del continente americano en las últimas dos décadas, experimentando una notable recuperación tras la pandemia respaldada tanto por las sólidas políticas adoptadas por las autoridades como por los efectos secundarios positivos de la economía mundial».

A la voz del FMI se suman con buen perfil diagnósticos del Banco Mundial, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Bank of America y la agencia calificadora Moody’s Investor Services, entre otros. Moody’s acaba de mejorar la calificación de República Dominicana subiéndola de BA3 estable a BA3 positiva, reconociendo «el manejo eficiente de la deuda pública del país». Con la salvedad de que los informes de los evaluadores siempre incluyen los retos y desafíos de cada economía en honor a una objetividad que no desmerita logros.

No obstante, un tropel de inconformidades emerge de la población cuando los medios de comunicación y encuestadoras toman pulso al hervidero de multitudes en las que permanecen en los primeros lugares las alarmas por: la delincuencia, el costo de la vida, desempleo, inseguridad y pobreza mientras ocupa un sexto lugar la lucha contra la corrupción a partir de la notable independencia conferida al Ministerio Público con respaldos de entes imparciales como Finjus y Participación Ciudadana y el de Washington, que se pronuncia desde el exterior.

El peso específico de los estómagos, a veces superior al de la parte racional de los individuos abatidos por necesidades del día a día, reservaría una mala jugada a determinadas aspiraciones desde el tiempo crucial que precede a las elecciones del 2024 con el problema de que la percepción a veces se aleja de la realidad y hasta pesa más que ella. En la era de la post verdad las reacciones de los votantes son cada vez menos previsibles.

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Aunque las autoridades se vanaglorien diciendo que el país tiene alcanzada la autosuficiencia alimentaria, esas mismas autoridades admiten que ha existido una arremetida encarecedora de los precios de materias primas importadas que repercute localmente. Además de que, a fin de cuentas, cierto nivel de inflación es considerada imprescindible en la gravitación de factores para mantener a la economía en la dinámica de crecimiento que macroeconómicamente conviene, sin importar lo prohibitiva que pueda resultar para los sectores más pobres.

La dura realidad del costo de la vida fue admitida recientemente por el ministro de Agricultura, Limber Cruz López, declarando que: «La gente quiere que tú hoy tengas los mismos precios que hace 20 años, y no se puede. Lo que debemos tener es estabilidad en los precios. No hay precios bajitos, lo que hay son precios estables y competitivos». Tanto como reconocer que en esto de comer, invariablemente, solo puede salvarse el que disponga de poder de compra generalmente estancado para los niveles medios y bajos de la sociedad. ttt

Visión luminosa

La junta directiva del Consejo Nacional de la Empresa Privada (CONEP) ha reconocido que “el ritmo de captación de inversión extranjera directa, el comportamiento del sector turístico, el valor equilibrado y sostenido de nuestra divisa, los ingresos por remesas de la diáspora dominicana y la fortaleza de las zonas francas, son solo una parte de los elementos que están afianzando la resiliencia y la capacidad de recuperación de la República Dominicana, que actualmente presenta un horizonte muy favorable, pese al clima convulso en el exterior”.

Reaccionaba hace menos de un año a los datos más recientes del comportamiento de renglones en el país que ofrecía el Banco Central para describir lo que llamó «la fortaleza reflejada por el desempeño de la economía dominicana». El dirigente de la Asociación de Industrias de la República Dominicana, Julio Brache, ha elogiado las medidas tomadas por el Banco Central desde la irrupción de la pandemia hasta la actualidad, “gracias a las cuales se ha logrado un clima estable económico envidiable en la región”.

Con frecuencia los liderazgos empresariales valoran como positivos los espacios de concertación y colaboración que a su juicio existe entre el sector productivo y el Gobierno por entender que esto permite dar respuestas a necesidades coyunturales del país e impulsar políticas productivas que generen empleos y bienestar económico y social. En sentido general, en los planos superiores del empresariado se ha expresado confianza en que el país podrá fomentar un encadenamiento de producción favorable incluso al sector de las mipyme; de tal manera que «las pequeñas empresas puedan convertirse en medianas y las medianas en grandes para seguir fortaleciendo el ecosistema productivo».

Algo de sombras

Desde algunas ópticas tecnocráticas, la realidad económica y su futuro inmediato no son tanto del color rosado como los pintan ciertos optimistas. Para el especialista en finanzas públicas Magín Díaz, el presidente Abinader no es más que un sobreviviente que paga los intereses de la deuda pública tomando más préstamos internacionales y bajando «significativamente la inversión en infraestructura y pidiendo a la banca privada y al sector minero el pago adelantado de impuestos».

Sostuvo que el Gobierno “está realizando operaciones de manejo de pasivos, pateando deudas para pagar menos ahora y un poco más después. Es sobreviviendo que está la administración de Luis Abinader”. Criticó acremente el que ahora el Gobierno esté aumentando retenciones de tributos después de prometer en campaña que suprimiría los anticipos impositivos. «La gente no entiende cómo ahora la administración está intentando aumentar las retenciones”, agregó.

El presidente Abinader ha sido censurado además desde visiones académicas modernas por retrasar una reforma fiscal reclamada a gritos por sectores productivos y familias de ingresos congelados, obsolescencia que da lugar a que las recaudaciones resulten ciertamente bajas pero onerosamente mal repartidas con algunos contribuyentes que pagan mucho y generadores de riquezas que escapan a las garras de los recaudadores.

Sobre todo porque el grueso de las finanzas del Estado depende de impuestos al consumo (indirectos) de los que no escapan los pobres ni los clasemedistas, lo que explica en alguna medida la impopularidad en importantes sectores sociales de la presente administración rumbo las urnas del 2024 con esperanzas de retener el poder. Suplicio para gente que trabaja o hace negocios con transparencia bajo el peso de un sistema fiscal estructurado para ser minucioso y severo contra una sola parte del universo.

Balance negativo

Esfuerzos por conocer la realidad de mucha gente indican que aún aquellos dominicanos que favorecerían al presidente Abinader en la próxima consulta electoral 50.5 por ciento (V encuesta ACD Media), cuando hablan de su situación en la lucha por la vida, el 57 por ciento (V encuesta ACD Media) de los mismos entrevistados pega el grito al cielo afirmando que la economía nacional va por mal camino.
Jesús Gerardo Martínez, que escribe sobre finanzas personales para Acento.com.do como experto en economía aplicada y regulación bancaria, considera que los principales problemas económicos de las familias dominicanas deberían ser parte del debate político y a su enumeración le atribuye un peso importante sobre la voluntad popular.

Martínez afirma, apoyándose en cifras del Banco Central, que la mayoría de los dominicanos se queja de la insuficiencia de ingresos: «Más de 78 por ciento de todos los dominicanos y dominicanas ganan menos de 30,000.00 pesos dominicanos mensuales, insuficientes para cubrir la canasta básica».

Sostuvo que la pérdida del empleo o la inestabilidad laboral generan inseguridad financiera y dificultad para el mantenimiento de un nivel de vida adecuado. Recordó que «al primer trimestre del 2023, el desempleo abierto y de personas desvinculadas ha aumentado en 113,816 personas».

Y dijo más: La realidad dominicana es que los precios de la comida de los dominicanos ha aumentado más de un 30% desde 2020 a la fecha. «El Gobierno ha realizado esfuerzos en mantener estable los precios de la comida, sin embargo, esa no es la percepción de la población dominicana».( ) El endeudamiento excesivo puede ser un problema significativo para algunas familias, ya sea debido a préstamos informales o formales tales como: hipotecas, vehículos, tarjetas de crédito o préstamos personales».

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