En ocasión de nuestra fiesta de Independencia, el Episcopado Dominicano se dirigió al país con un mensaje de reflexión a todo el pueblo dominicano. (Pueden acceder a través de la página del Episcopado, www.ced.org.do)
Nuestros obispos, en su condición de pastores, buscan iluminar el camino de sus ovejas con el propósito de que lleguen sanas y salvas a la meta.
Por su condición, están llamados a denunciar si es necesario los males existentes y alertar sobre los peligros que acechan al encuentro, y a su vez proponer los mejores senderos para avanzar.
La preocupación ante la crisis económica, el clima de inseguridad y de violencia así como el progresivo auge del narcotráfico, y la delincuencia fueron resaltados de forma especial.
Minuciosamente, nuestros obispos analizaron los puntos neurálgicos de nuestra realidad, señalando propuestas muy oportunas que merecen toda nuestra atención.
Señalamos algunas a continuación: con respecto a nuestro sistema judicial, la revisión del Código Procesal Penal, ya que el ministerio público no cuenta todavía con las herramientas y tecnologías suficientes para llevar a cabo los adecuados procesos con las requeridas pruebas que hagan sancionar debidamente a los culpables; para contrarrestar el clima de violencia e inseguridad, el velar sigilosamente por el cumplimiento de la Constitución y las Leyes; frente al componente de la participación de los agentes del orden público y de miembros de cuerpos de seguridad de la Nación en la delincuencia común, exhortan a sus altos mandos y a las instituciones del gobierno central correspondientes a continuar con los procesos de depuración de los mismos, tomando en cuenta, no sólo a los niveles de menor jerarquía, muchos de los cuales son víctimas de la perversión de los niveles de mayor jerarquía y de la acuciante presión en que viven con unos salarios de miseria, cosa última que debe ser revisada y tomada bien en serio por el gobierno; en el comercio, que se procure reglas equitativas en las relaciones comerciales, y un ajuste en la política impositiva que no presione a los sectores medios de la población; asimismo, hacen un llamado a los empresarios, comerciantes y a los agentes productivos a analizar su nivel de conciencia social con respecto a sus trabajadores y a la especulación de los precios de sus productos.
Entre las causas que enumeraron sobre las múltiples manifestaciones de violencia, la creciente desintegración y descomposición del núcleo familiar; la deficiencia en la calidad del sistema educativo dominicano; la ausencia de programas eficaces desde el Estado para el desarrollo socioeconómico y cultural de la juventud; el desempleo y la falta de oportunidades para los jóvenes; y sobre todo, el crecimiento del narcotráfico, el alcoholismo y el auge de los centros de juegos de azar, loterías y otros, creando falsas esperanzas de riquezas fáciles en nuestra población, especialmente, en la de más escasos recursos.
Concluyen nuestros pastores: ¡Coraggio!. ¡Ánimo y valentía!. Combatamos unidos el desorden y la delincuencia con inteligencia y talento. Imitemos al fundador de la Patria y digamos con él: Nunca me fue tan necesario como hoy el tener salud, corazón y juicio; hoy que hombres sin juicio y sin corazón conspiran contra la salud de la Patria.