HACIA LO ALTO
Madres, heroínas de amor

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LEONOR MARIA ASILIS E.
Leonor.asilis@codetel.net.do
Hoy celebramos el precioso Día de las Madres, aunque para ellas son todos nuestros días.

No hay espacio ni palabras que puedan recoger  los sentimientos y la importancia de nuestras madres en nuestras vidas.

El servicio y la entrega incondicional, las renuncias que ha ofrecido por nuestro bien y la ausencia de búsqueda de reconocimiento por lo que ha hecho,  hacen de nuestras madres, heroínas de amor.

Ellas son el mejor reflejo del amor de Dios ya que tiene cadenas irrompibles, que ni el tiempo, la distancia, los desaciertos del destino, ni las decepciones jamás podrán romper.

En mi caso personal y el de mis hermanos no puedo callar el privilegio de contar con una madre excepcional: Leonor Emilia Altagracia (Nonó).

Felicidades a todas las madres, y en especial a ti. Mama María que con tu sí, a pesar de no tan favorables circunstancias, nos regalaste a nuestro Señor y Salvador: Jesús de Nazareth,

Mujer de fe que demostraste que creer es sencillamente confiar, caminar en la presencia de Dios. Es un entregarse a su voluntad.

Pocas palabras tuyas nos ha dejado el Evangelio, sin embargo las suficientes para entender tu gran mensaje. Las primeras, en la Anunciación cuando el Ángel te planteaba el plan de Dios en tu vida y le dijiste: “He aquí la esclava del Señor. Hágase en mí según tu palabra”. Las otras palabras, en las Bodas de Cana donde ocurrió el primer milagro gracias a tu intervención: “Hagan lo que Él les diga”.

Definitivamente, eres  nuestra intercesora por excelencia. Gracias a ti, día a día tenemos testimonios de tu acción en favor nuestro.

Desde tu querida tierra dominicana doblemente mariana, donde eres Nuestra Patrona (María de las Mercedes) y Protectora (María de la Altagracia) te decimos con todo el corazón: ¡Felicidades!

Nunca hemos olvidado las palabras de Juan Pablo II, quien nos encomendaba:

“Os exhorto en Cristo, por tanto a seguir mirando a María como modelo de la Iglesia, el ejemplo de cómo ser mejor discípulos de Cristo. Aprended de Ella a ser fieles siempre, a confiar en que la Palabra de Dios os da será cumplida, y que nada es imposible para Dios. Dirigíos con frecuencia a María en vuestras oraciones, porque jamás se oyó decir que ninguno de los que han acudido a su protección, implorando su socorro y pedido su intercesión haya sido desamparado de Ella”.

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