“Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestro auxilio, haya sido desamparado!». San Bernardo.

Estamos en mayo, mes de las Madres. También lo lo celebramos por María, la madre de todos y de cada uno en especial, quien es digna de recibir nuestro amor y cariño por ser además nuestra Puerta del Cielo.

María, modelo de nuestras vidas es también nuestra intercesora por excelencia. Aquella por quien Jesús hizo su primer milagro aún estando fuera de tiempo. Día a día tenemos testimonios de tu acción a favor nuestro.

Hoy, queremos detenernos en su gran amor por nuestros hermanos sacerdotes, a quien justamente llama: “Mis hijos predilectos”. Y es que, a través de sus manos consagradas, recibimos a nuestro Senor Jesús.

En este Año Sacerdotal debemos pedir aún más su intercesión por ellos. Unámonos, ya sea física o espiritualmente, a la actividad que realizará el Movimiento Sacerdotal Mariano: el Cenáculo Nacional, el cual se celebrará el próximo 22 de mayo desde las 8:00 a.m. hasta el mediodía con la celebración de la santa Eucaristía en el el Colegio Calasanz de Santo Domingo.

Asimismo, invitamos a otra gran actividad de nuestra Iglesia local: la clausura nacional de este Año Sacerdotal el 29 de mayo en la media naranja del Palacio de los Deportes de la ciudad capital. Este gran encuentro empieza con una conferencia, sigue con el Cconcierto de los Seminaristas del Pontificio Seminario Santo Tomás de Aquino a las 9:00 am y, a las 10: 30 am, empieza  la misa presidida por el señor  Cardenal y concelebrada por el señor Nuncio de Su Santidad y todos los obispos y sacerdotes del país, donde se ordenarán varios nuevos sacerdotes (Presbiteros). ¡Semos coanfitrions de estos dos grandes encuentros de bendiciones!

Desde tu querida tierra dominicana doblemente mariana, donde eres nuestra patrona (María de las Mercedes) y protectora (María de la Altagracia) te decimos con todo el corazón: ¡Felicidades! Recordamos las palabras del Papa Juan Pablo II: “Os exhortó en Cristo, por tanto a seguir mirando a María como modelo de la Iglesia, el ejemplo de cómo ser mejor discípulos de Cristo. Aprended de Ella a ser fieles siempre, a confiar en que la Palabra de Dios os da será cumplida y que nada es imposible para Dios.

Dirigíos con frecuencia a María en vuestras oraciones porque jamás se oyó decir que ninguno de los que han acudido a su protección, implorando su socorro y pedido su intercesión haya sido desamparado de Ella”.