Hacia lo alto
Navidad: ¡Dios con nosotros!

<STRONG>Hacia lo alto<BR></STRONG>Navidad: ¡Dios con nosotros!

¡Llega la Navidad! La alegría inmensa de recordar que Dios nos ama profundamente y está con nosotros.

Él, el eterno, se hizo temporal para que nosotros alcanzacemos la eternidad.

En otras palabras, abandonó su trono de gloria para llegar a nuestra miseria.

Ya no hay motivos para sentirnos solos. Dios está con nosotros y estamos alegres.  Con San Pablo proclamamos que, si Dios está con nosotros, quién contra nosotros.

Veamos las palabras de José Luis Martín Descalzo al referirse a este tema: “El verdadero Dios no es alguien tonante y lejano, perdido en su propia grandeza, despreocupado del abandono de sus hijos.

Es alguien que abandonó él mismo los cielos para estar entre nosotros, ser como nosotros, vivir como nosotros, sufrir y morir como nosotros”. Y con su muerte y resurrección, redimir a la humanidad.

¡Qué grande es el misterio de la humildad de Dios! Cuántas enseñanzas desde Belén! La humildad derramada por doquier, para aniquilar a nuestra soberbia, la que nos separa de Dios.

Naciendo en la pobreza de un pesebre, soportando la ingratitud de los hombres (“y los suyos no le recibieron”); viviendo en Nazareth como  un pobre aldeano, obrero manual, sin reflejar su divinidad, obedeciendo…. Predicando con sencillez con comparaciones humildes al alcance del pueblo.. En su Pasión: recibiendo burlas, bofetadas, salivazos, corona de espinas…y finalmente muriendo en la cruz entre blasfemias y carcajadas. Aún hoy, nos muestra la grandeza de su humildad viéndolo escondido en  la Eucaristía.

Cuántas veces lo hemos olvidado,  peor aún recibiendo el sacrilegio de algunos depravados! Pero todavía nos espera!

Todo un Dios inmensurable y poderoso se acerca al hombre, haciéndose uno con él y nos ofrece un ejemplo a seguir desde su tierna infancia.

Llegan a Él quienes le buscan, los que somos llamados, todos y cada uno. La  Estrella brilla para todos, nos indica el camino, no nos deja perder. Basta seguirle, y a medida que nos acercamos el augurio del encuentro se intensifica con la luz que va creciendo, que nos deja ver más claro, que nos impulsa a avanzar la marcha hacia Él. Ya con Él, con su mirada, con su ternura, todo es más fácil, todo cobra sentido, todo es todo, con Él. “Gloria a Dios en el cielo y en la tierra Paz a los hombres de buena voluntad”.

Basta que abramos los ojos del alma ya que aún no llega la hora de verlo cara a cara; pero sus huellas son indelebles en el tiempo y su reflejo se manifiesta constante por doquier, de forma especial en nuestros hermanos.

Vivamos este tiempo gozosos en el amor de Dios, que es la verdadera alegría que a diferencia de la que nos ofrece el mundo (efímera, muchas veces vana y perniciosa) nos llena el alma y nos colma de inmensas bendiciones.

Felíz Navidad!!

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