HACIA LO ALTO
Restauración de la fe

<STRONG>HACIA LO ALTO</STRONG><BR>Restauración de la fe

En ocasión de la conmemoración de la Restauración de nuestra Patria, es propicio el tiempo para restaurar nuestra fe en ella.

Nación que fue forjada con los más sublimes valores inmortalizados en nuestro escudo y en nuestro espíritu: “Dios, Patria y Libertad”.

Recién empieza un nuevo período gubernamental, donde las autoridades electas inician su gestión de dirigir por un período más, el destino nacional.

Es preciso pues, meditar entorno al ingrediente principal de toda acción cualquiera que sea su naturaleza: la fe.

Es oportuno recordar la oración que en tiempo de asumir el gobierno de su pueblo, el joven Rey Salomón hizo a Dios para obtener la sabiduría de tan sagrado oficio.

Así lo hizo y fue complacido. Nadie como él  hubo gobernado con tan buen juicio.

Hoy también, esta oración es requerida tanto por el gobernante y demás autoridades como los gobernados.

Tanto el uno como los otros son necesarios para consolidar a nuestra nación.

Oración y acción
Asumamos las siguientes palabras del patricio Juan Pablo Duarte tomadas de su ideario:

“Trabajemos, trabajemos sin descansar, no hay que perder la fe en Dios, en la justicia de nuestra causa y en nuestros propios brazos”.

Hoy como ayer, nuestra nación necesita que trabajemos por su existencia, por su desarrollo y prosperidad.

Nuestra tierra está bendecida por Dios por múltiples razones: situación geoestratégica, excelentes condiciones geográficas, que debemos cuidar y preservar: (bellas playas y montanas, suelos fértiles, dunas, lagos, bosques, clima estupendo, y sobre todo la gran calidad humana de nuestra gente).

Es tiempo de revalorizar nuestra dominicanidad: nuestra fe, nuestra cultura y costumbres, nuestra historia y nuestros sueños.

En medio de tantos retos y desafíos que  enfrenta la República Dominicana, es requerida la unidad nacional, la voluntad de todos por trabajar juntos en busca del bien común.

La grata coincidencia de esta fecha, es lo unida que está a la Fiesta de la Asunción de la Virgen María, (15 de agosto),  quien de forma particular los dominicanos la veneramos en dos advocaciones, Las Mercedes y La Altagracia, como Patrona y Protectora de nuestro pueblo y de quien somos testigos de su maravillosa intercesión.

Tampoco hemos de olvidar la promesa de Dios que tenemos en Isaías 43, donde animan sobremanera las siguientes palabras: “ Si pasas por las aguas, Yo estoy contigo”.

No estamos solos. Este es un pueblo de creyente.

Contamos con Dios. Y más importante aún: Dios cuenta con nosotros, con nuestra fe, espíritu de caridad y de servicio.

“Si alguno de nosotros quiere ser grande, deberá ponerse al servicio de los demás, y si alguno de nosotros quiere ser principal, deberá hacerse servidor de todos”.

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