Las pasadas elecciones, altamente concurridas por un pueblo decidido a expresar su voluntad, no escapó sin embargo a las fallas de origen expresadas en las falta de reglas para la equidad que dejan el campo abierto a los poderes de un súper Estado acostumbrado por aquí a superar en urnas a sus adversarios, lo que bien saben hasta los triunfadores de hoy. “El Estado me venció”. No escapó además a la mala distribución de subsidios a partidos, algo también reconocido por quien más se benefició de esa desigualdad. La observación más minuciosa de idóneas entidades locales y extranjeras lo corroboran: hubo múltiples irregularidades más el fracaso de innovaciones tecnológicas, compra de votos y proselitismo ilegal dentro de colegios.
Respetar los resultados del nivel presidencial, que se salva definitivamente de lo controversial, no libera a las autoridades electorales, administrativas y contenciosas, de esclarecer con minuciosidad e imparcial verificación la asignación de votos, tomando en cuenta que un caudal importante ha quedado en confusión por impericias, fallas de organización, déficit electrónico y trato desigual a la representación de los partidos en la justa. Aceptar lo pasado y a quienes legítimamente quedaron en los primeros lugares no debe significar la convalidación sin chistar de toda la infuncionalidad y vulnerabilidad de un sistema electoral que exige cambios a gritos de cara al futuro. No más imperfecciones.

Quesos más, quesos menos

La protección al sector lechero local debe aplicarse sin impedir que el consumidor disponga de un abastecimiento apropiado de productos lácteos de procedencia externa. Menos aun si la regla básica de la globalización permite que los precios favorables traspasen fronteras en beneficio de las colectividades. La ganadería local amerita un apoyo que no golpee innecesariamente el libre comercio ni restrinja la calidad.
Merece protección fiscal para sus insumos, preferencia como abastecedor para los planes sociales del Gobierno y acceso a infraestructuras públicas que garanticen agua. Medidas oficiales que auspicien el progreso genético y los servicios veterinarios de organismos estatales para pequeños ganaderos. También el ansiado etiquetado veraz de derivados y un tope razonable a la importación de leche en polvo.