Hacia una nueva reforma de la UASD

Hacia una nueva reforma de la UASD

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Fue después del ajusticiamiento de Trujillo cuando los vientos de la Reforma Universitaria de Córdoba de 1918 llegaron hasta aquí. En tiempos de su cruel dictadura, la Universidad Primada no fue más que un instrumento de dominación ideológica en apoyo a su régimen, una especie de taller donde se formaban los profesionales y técnicos que requería la expansión de un sistema económico diseñado para beneficio y engrandecimiento político del sátrapa. En la página 194 del primer tomo de su obra “Diez Ensayos Sobre la Reforma y Planeamiento Universitarios” al respecto, el doctor Tirso Mejía Ricart expresa lo siguiente: “Sólo muerto el tirano y agonizante su régimen comenzaron a tomar cuerpo nuevamente en la juventud dominicana los ideales de la Reforma de Córdoba, la que los enarboló como bandera de lucha hasta alcanzar la autonomía universitaria el 31 de diciembre de 1961”. Pero, esa tentativa de reforma se descontinuó debido a las actitudes de los mismos sectores profesorales que habían sido “dóciles instrumentos de la universidad maniatada en años anteriores” Refiriéndose a esa situación de estancamiento, en su obra citada, Mejía Ricart expresa: “Poco o nada se hizo para cambiar las arcaicas estructuras que regían nuestra vida académica. El ineficiente servicio administrativo y el caos financiero se agudizaron, al tratar de poner a funcionar una administración universitaria independiente con la misma estructura y funcionamiento con que era manejada de manera servil y altamente subordinada a la dictadura. Los programas de estudios, escasos en número e inadaptados a nuestra sociedad, continuaron vigentes. Los mismos reglamentos obsoletos; escasos laboratorios virtualmente en desuso y funcionarios incapaces de comprender la dinámica social de los nuevos tiempos completaban ese cuadro lastimoso. Las luchas internas escenificadas entre los grupos estudiantiles recién formados y la lucha común de todos estos contra los clanes profesorales que controlaban las facultades, no parecía tener otra salida que el continuo cierre parcial o total de la más vieja Casa de Estudios del continente”. Finalizada la Guerra de Abril de 1965, estudiantes, profesores y empleados de la UASD reanudaron su asistencia al Campus, esta vez liderados por los universitarios que había combatido en el bando constitucionalista y que demandaban el reinicio de las labores docentes y la desocupación del país de tropas extranjeras.

En dos memorables asambleas de la familia universitaria, celebradas durante los días 16 y 25 de septiembre de 1965, se determinó la expulsión de las autoridades de ese Alto Centro de Estudios acusándolas de apoyar la intervención militar norteamericana y de permitir que tropas extranjeras se aposentaran en el Campus de la Universidad Primada. Se procedió a la elección de un Consejo Universitario Provisional bajo la rectoría del ingeniero Andrés María Aybar Nicolás. El 25 de septiembre de 1965 tomaron posesión las nuevas autoridades, iniciándose así el Movimiento Renovador Universitario. Como lo aprecia el doctor Mejía Ricart, “el Movimiento Renovador de la Universidad Autónoma de Santo Domingo partió de un estado de conciencia colectiva dentro de la familia universitaria, de que era necesario transformar radicalmente las estructuras, normas y procedimientos de la vida universitaria de entonces como único medio de asegurar su existencia y que pudiera cumplir su misión” El periodo inicial del Movimiento Renovador se constituyó en un momento de grandes realizaciones a favor del progreso de la sociedad dominicana, no obstante las serias limitaciones impuestas por el llamado gobierno de “los doce años”. Esa reforma estatutaria de la UASD estableció las bases jurídicas y los principios y fines que norman y orientan positivamente las tareas propias de una universidad. Y llevó a cabo una reforma curricular que elevó su oferta académica dando así mayores oportunidades vocacionales a los estudiantes y aumentando el radio de acción del ejercicio profesional en beneficio de las comunidades. Por ello, el Movimiento Renovador Universitario fue considerado por años sino la única, la conquista más apreciada de la Guerra de Abril de 1965.

 

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