Hacienda tiene la razón

Hacienda tiene la razón

No sería legal ni legítimo que el Estado dedique fondos extras por mil millones 450 mil pesos a financiar unas elecciones de carácter interno o primarias de partidos que ya de hecho reciben gruesos y controversiales recursos todo el año. La actividad partidaria es imprescindible para la democracia y los ejercicios de poder en el marco de libertades a que aspira la sociedad pero el costo para los contribuyentes de su trascendente ejercicio debe ser razonable. La votación previa señalada para octubre de este año consumiría una cantidad de dinero desproporcionada solo para acogerse a la decisión particular de una parte de las organizaciones partidarias que deben asumir las consecuencias de ello sin generar sacrificios al contribuyente ni restar recursos a otras obligaciones del Estado. Se justifica que la Junta Central Electoral gaste en pautar y regir el desarrollo de las votaciones y en observación y control del libre sufragio. No más.

El Estado incrementa como es regla la subvención a los partidos en las coyunturas electorales. Lo adicional debe ser obtenido por medios propios y transparentes de los partidos. Las justas de primarias funcionarán como gran escalón de proselitismo para ganar adeptos. Financiarles vigencia con trato excepcional a unos restaría equidad a la competencia en perjuicio de los otros proyectos electorales que marcharán adelante sin primarias abiertas.

Facilitar el viaje a las tecnologías

El siglo de la información y el conocimiento marcha sobre las ruedas de la comunicación digital y sin sus innovaciones muchas personas quedarían fuera de empleos, como dijo el presidente Danilo Medina. Pero lo que se hace para propiciar el avance que la República Digital promueve no debe ser contrarrestado. Volver a gravar con tanta dureza los móviles de la conexión universal, pasando la tasa aduanal del 3% al 20% coloca barreras indiscriminadas a la adquisición de aparatos de todas las categorías.

No debe penalizarse un instrumento esencial del ser humano para su interacción en el seno de la sociedad, incluyendo cualquier acto de su vida económica, sea para generar ingresos o gastarlos. Para ser productivo como obligado ente de la informática o desarrollar capacidades y emprendimientos a la altura de los tiempos y sus retos.

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