En tiempos de pandemias, cuarentenas y las consecuencias económicas que trajeron consigo, el ¿Qué hacer mientras estoy en casa? Se vuelve relevante. Si tienes hijos aún más.
No nos frustremos por mirar a la pared buscando ideas e inventar juegos desde “la nada”. Esto lo hicieron nuestros padres y los padres de ellos en épocas donde el ingenio se anteponía a los recursos económicos, y por lo visto –a pesar del tiempo- sigue siendo la mejor opción.
Los especialistas indican que el ocio y el aburrimiento se vinculan con la creatividad, la autonomía y el pensamiento propio; así que tener una pequeña dosis de ello, en esta época de exceso de pantallas digitales, sobreagendamiento de actividades y responsabilidades es lo ideal.
Un fenómeno que crece cada día: niños más ocupados y con menos posibilidad de ocio. ¿Pero, es necesario aburrirse? Pues sí, “aburrirse” se configura como el nuevo tiempo libre de nuestros niños y este es el momento idóneo para ello. ¡Estamos de vacaciones!
Uno de los últimos estudios publicados por la Academy of Management Discoveries, señala que este estado -usualmente asociado a emociones negativas- podría ser, en realidad, un caldo de cultivo para incentivar la creatividad y la productividad desde los propios intereses de los niños y no desde las necesidades de sus padres.
No nos dejemos presionar por esta necesidad –socialmente impuesta- de mostrar a nuestros niños el mundo de oportunidades al que pueden acceder si están todo el día ocupados haciendo “algo productivo” porque esta productividad la vemos desde la vereda económica y no desde las propias necesidades o intereses de los niños.
Y es que en este afán hemos olvidado que los niños necesitan tiempo para simplemente ser niños y que es en esta etapa donde emergen sus verdaderas pasiones e intereses, “su chispa interna”. Descubrir lo que les interesa “curar su aburrimiento” y lo que necesitan hacer para desarrollar esa idea, es la mejor inversión de tiempo que pudieran tener.
Así que no te preocupes si hoy a la tarde están en el patio tirados, mirando al cielo haciendo “nada”. Están simplemente descansando o sin que nos demos cuenta siendo más productivos que nunca.