Haffe Serulle y “Los Manuscritos de Alginatho”

Haffe Serulle y “Los Manuscritos de Alginatho”

POR CLARA SILVESTRE
Haffe Serulle siente que ha cumplido con su encomienda. Recuerda que esa mañana se levantó temprano como todos los días, y cuando abrió la puerta encontró esa maleta, que parecía hecha en Alemania, similar a las que utilizaban esos turistas de principios del siglo XX.

Al abrirla, sencillamente se encontró con los manuscritos de Alginatho, con una nota que le pedía que revisara esos manuscritos, los corrigiera y los organizase para su posterior publicación, ya que serían de gran interés para el mundo.

Este proceso constituyó para él un rompecabezas, pues las páginas no tenían un orden establecido, lo que su organización le llevó un tiempo valioso. Serulle aclara en el preámbulo de la novela, la forma en que llegan esos papeles a sus manos, “en extremo arrugados, algunos manchados de sudor y otros de briznas de polvo, los que de no recibir la luz del sol durante mucho tiempo lucían amarillos como piel monasterial”.

Explica que Alghinatho “es un personaje único que da testimonio de su existencia y una historia fascinante, un canto al amor y un manifiesto en contra de la guerra”.

La maleta en cuestión llegó a sus manos hace siete años, por lo que entiende que ha cumplido con su compromiso. En este proceso se da algo interesante y es que lo que el personaje dice el escritor no podría decirlo.

La historia

Alghinatho no pudo terminar su relato, como tampoco tuvo tiempo de descubrir quien fue su padre, a pesar de que esa voz le avisara que ya lo había revelado en sus escritos. Aquí se plantea una situación interesante, y es que le tocará al lector descubrir lo que este sacerdote, por quebrantos de salud que atentaban contra su vida, sencillamente no pudo saber.

Se trata de un sacerdote que muchas veces entra en contradicción con postulados y planteamientos, tanto de la Iglesia como de aspectos filosóficos que hicieran en su época santos tan memorables como Santo Tomás y Santa Teresa, de quienes tenía una influencia determinante. De ahí que escribiera tan rápido como ésta última, al punto que nunca paró de hacerlo hasta el día de su muerte.

La novela se desarrolla durante el siglo XX, y en gran parte en la isla de Santo Domingo, aunque en ella intervienen muchas historias que se desarrollan en otros escenarios, como La Habana, Nápoles, México y otras partes del mundo, resumiéndose en estas vivencias que narra las particularidades de todo un siglo.

Este sacerdote, con mas de 90 años de edad, decide escribir todas las imágenes que llegan a su mente, sin importar que se trate de vivencias o recuerdos, o que sencillamente no se trate de la realidad, puesto que como explica Haffe, en él se produce el fenómeno de que a muy temprana edad, lo real y la ficción se tejen y le permite crear un universo muy personal, encontrándose en muchas ocasiones en la encrucijada de que no identificaba la realidad y la ficción.

Pero como era un estudioso de asuntos teológicos, llegó a aprenderse de memoria la Biblia, llegando incluso a reinterpretarla desde un punto de vista materialista, ya que aunque nunca dejó de creer en Dios, tenía una concepción materialista del mundo, entrando en contradicción con muchos planteamientos y dogmas, tanto de la iglesia Católica como de los santos que había seguido.

Lo que está en juego, como asegura su autor, es el universo que crea el personaje, es su mundo y él ha sido capaz de meterse en ese mundo en el mismo momento que inicia su proceso de escritura de estos manuscritos.

Imágenes relacionadas con el amor rodean la vida de Alghinatho, puesto que creía en el amor carnal, escribiendo sin reparos sobre todos sus amoríos, los cuales fundamentó en pasajes bíblicos, porque a su juicio, si hay un libro amoroso y de amor es la Biblia, poniendo de ejemplo El Cantar, como uno de los libros más hermosos que hay en las Sagradas Escrituras.

Por otro lado, Alghina- tho, quien no conoció a su madre porque fue asesinada cuando tenía 15 años de nacido, después de los 50 años decide averiguar quien fue su padre, lo que lo lleva a buscar archivos secretos conservados supuestamente en la casa arzobispal.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas