Hágale caso a Benito

Hágale caso a Benito

“Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”. Esa fue la frase que inmortalizó al mexicano Benito Juárez y la quiero usar esta vez para hacerle entender a mis iguales que, carajo, respetar el espacio y privacidad del otro es lo más civilizado que podemos alcanzar para mantener la armonía. Si no le invitan a meterse, controle su ansiedad y permita que su semejante haga lo que considere con su vida, mucho más si no le piden participación. A continuación, algunos ejemplos.

No es posible que una mujer no pueda lucir sus piernas o abdomen en la vía pública sin que un fatal la viole verbalmente con un piropo mediocre e insultante. Ellas tienen derecho al libre tránsito y ni usted ni nadie puede asediarlas por la prenda que luzca. Si dejas que tus hormonas les hagan capú a tus neuronas te llevará el del tridente, además de que eso no te hace más hombre, ninguna mujer se siente contenta por el acoso.

En los hospitales docentes hay una práctica que también veo mal. Los especialistas usan a sus pacientes como probeta para que los residentes delimiten sus conocimientos, hasta ahí vamos bien. El lío es que lo hacen sin el consentimiento del o la paciente y esas son cosas íntimas. Si voy donde la uróloga por cualquier anomalía, no me gustaría que media universidad me esté analizando el pene. También hay médicos que tu historia personal la comparten sin autorización y no creo que Hipócrates secunde eso.

La zona de parqueo para adultos mayores, enfermos, embarazadas y personas con discapacidad es preferencial, no ocupe ese espacio sin razón porque es una falta, no solo al espacio, sino a la conciencia. Otro que hace el disparate es el que, en medio de un tapón estático, toca la bocina como loco y detona la histeria colectiva. También están los graciosos que se paran en la línea de cebra y eso obliga al peatón exponerse al peligro, como si andar a pie en esta caótica capital no fuera suficiente.

Hay gerentes de empresas, públicas y privadas, que no comprenden que sus empleados no les pertenecen ni están obligados a responder a sus necesidades fuera de su horario laboral. Si un día necesitas algo, no pasa nada, pero hacerlo recurrente se convierte en un abuso. Los superiores deben entender que el otro tiene una vida externa a su empleo y eso es privado. Una cosa es ser eficiente y la otra el abuso.

Los que, por suerte o desdicha, vivimos en apartamento estamos obligados a acatar reglas para el bien común. Esa música a todo volumen no es apropiada. Si vives en pisos superiores necesitas comprender que tu suelo es el techo del otro, todo suena abajo y eso hay que tenerlo presente. Dentro del contrato se precisa que tienes derecho de recibir visitas sino altera el orden, por ende, al vecino no le interesa quién entra o sale ni debe andar indagando el carro en que me monto. Si usas el espacio común debes dejarlo limpio y en buen estado, lo que haga tu perro es responsabilidad tuya, pendejo.

Si a usted no le da la gana de casarse nadie tiene que andar opinando de su vigencia conyugal. La gente opina sin saber la realidad del otro, tener una relación estable pudiera ser un anhelo de la mayoría, sin embargo, para que funcione se requiere de dos que anden en la misma sintonía y si no ha llegado no hay que forzar. Además, hay etapas que cada quien debe y necesita vivir solo, si nos llevamos de la presión social nos lleva Cundo.

Supongamos que te casas y llevas varios años disfrutando de ese lapso. Entonces llegan los ataques por los hijos, te cae la familia, los amigos, los compañeros de trabajo y hasta los vecinos, como si tenerlos sea obligatorio. Además, nadie sabe si tienes alguna condición biológica que impide la reproducción.

Ya tienes el hijo y ahora el problema es que todo el mundo quiere decirte cómo criarlo. Acepta consejos inteligentes que sepas van a aportar, pero no permitas que todo el vivo te baje líneas porque la gente es formidable para decirte cómo hacer las cosas y pésima para aplicarlas. Si tienes que dar un boche de vez en mes que no te apene, a veces eso es necesario para que el respeto sea una norma inviolable.

Decides que con uno o dos hijos ya te basta y quieres que el médico te planifique de por vida, sin embargo, si tienes menos de 30 años te complican todo con argumentos estúpidos: “Estás muy joven”, “Hay que tener la parejita”, “Los hijos hay que tenerlos porque son los que nos cuidan mañana”, “¡¿Y si te casas con otra pareja sin hijos?!”, “Los muchachos llegan con el pan bajo del brazo”. Esa decisión ni siquiera es de la pareja, sino de la mujer que es quien lo lleva en su vientre y mantiene el lazo directo.

Hay innumerables casos donde la gente viola tu privacidad con tanta frecuencia que lo dan por bueno y válido. No. No se puede permitir que la gente se meta en todo lo que hacemos porque tenemos derecho a la intimidad, a ser y estar sin ser jodidos con opiniones inapropiadas. En verdad, tenemos que hacerle menos caso a Terencio (nada humano me es ajeno) y más a Benito (el respeto al derecho ajeno es la paz). Por favor.

 

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