Hagamos Justicia a la Historia

Hagamos Justicia a la Historia

Se podría argumentar que las circunstancias actuales predicen un nuevo desarrollo evolutivo encaminado hacia un mejoramiento social de todas las clases; pero los que confían demasiado en esto de por sí son unos utopistas, porque la razón que más arriba expusimos viene en nuestro favor y nos da fuerza para decir lo contrario, puesto que no creemos en un mundo organizado por unos pocos; pero si creemos en el consorcio fundamentado en las razones necesarias y suficientes por las cuales se puede obtener una organización social de acuerdo con las exigencias vitales de la mayoría. Pues bien, el ligero análisis económico de la historia nos dice que es necesario un equilibrio entre lo económico y lo social, pues la balanza de los hechos arroja un superávit en favor del estado económico destructivo y el sacrificio del estado político social de casi todas las generaciones. De manera que podamos afirmar que la experiencia de la historia ha sido desperdiciada en beneficio de toda una clase dirigente que es la misma en todas las naciones civilizadas. Podemos pues encaminar nuestros pasos hacia una nueva educación histórica de tipo esencialmente económico y cultural en beneficio de las futuras generaciones.
Sin embargo, queremos apuntar que no creemos que sea la solución para destruir las guerras, pero si creemos que sea la solución para evitar una nueva hecatombe en un tiempo más próximo, porque las guerras, mientras existan diferencias raciales y sociales sobrevivirán por encima de todos los sistemas que puedan imaginarse y aun sean estos prácticamente realizables.
No es que seamos pesimistas, al contrario, creemos en una paz verdadera, pero no creemos en la existencia de un equilibrio estable en el mundo si este no se fundamenta en razones históricas concluyentes.
Ya en un trabajo anterior (inédito) hacía observar cómo los principios básicos en que se fundamentó la revolución francesa son en la época actual insuficientes, y hoy a través de la prensa y de la radio, de los libros y las revistas, nos convencemos una vez más de lo dicho anteriormente y no nos avergonzamos.

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