Hágase la mujer, con la magia de guloya

Hágase la mujer, con la magia de guloya

La puesta en escena de esta obra, dirigida por Claudio Rivera, tiene el sello inconfundible del Teatro Guloya, donde el movimiento y el ritmo, como elementos sensibles en la percepción del espectáculo, son factores fundamentales. Además, esta pieza es exhibida en el marco de la celebración de los 30 años del Teatro Guloya, un aforo que respalda la cultura y el entretenimiento

Más de un año sin asistir al Teatro Guloya por causas de la pandemia, y la espera se nos hizo larga; un pequeño resquicio, una tenue luz que podría ser un naciente amanecer, nos condujo de nuevo al entrañable lugar.

Nos atraía la obra a presentar “Hágase la Mujer”, del dramaturgo Juan Carlos Campos Sagaseta, conocido por todos como “Koldo”, pero además, sentíamos la necesidad y el deber de compartir con la puesta en escena de esta obra, la celebración del 30 aniversario del Teatro Guloya, y los cincuenta años en escena del gran actor y director Jorge Santiago.

La obra. “Hágase la Mujer” es una obra catalogada como una farsa y como tal hace reír de manera espontánea.
Koldo toma la narración bíblica como génesis de su argumentación, “no es bueno que el hombre esté solo, y entonces Dios creó la mujer” y crea una parábola sobre los comportamientos paradigmáticos propios de la sociedad patriarcal, establecidos desde tiempos inmemoriales.

Con esta obra estrenada hace más de cuarenta años, el autor transgresor impenitente, se coloca a la vanguardia del movimiento de “Liberación Femenina”.

La “Mujer” producto de la “maquiavélica conjura de intereses entre la Divinidad y el hombre”, es sumisa y complaciente, no es la “Mujer” recreada por Koldo, esta es suficientemente inteligente para reivindicar su derecho a pensar y ser, definitivamente no es la mujer que Dios y el hombre esperaban, como tampoco para ella lo fue, el tal “paraíso” prometido.

La puesta en escena dirigida por Claudio Rivera tiene el sello inconfundible del Teatro Guloya, donde el movimiento, el ritmo, como elementos sensibles en la percepción del espectáculo, son factores fundamentales, y adquieren real importancia en toda farsa teatral como lo es esta obra de Koldo.

Dentro de ese marco rítmico general, cada actor es creador de su propio ritmo. La figura de Dios tiene un intérprete de excepción, Jorge Santiago, su larga experiencia lo lleva a recrear con gran verosimilitud este personaje paradójicamente dubitativo, es el Todo Poderoso, sin embargo es influenciado por las apetencias de ser creado, el “Hombre” –Claudio Rivera- estableciéndose entre ambos una dialéctica de complicidad, distante en cuanto a su accionar.

Dios es pausado, de gestualidad elocuente, el “Hombre” es desenfrenado, con gran movilidad decantada en la expresión corporal, partes consustanciales en la actuación de Claudio Rivera, su apoderamiento del “Hombre” produce una de sus mejores interpretaciones.

En un ángulo discreto aparece “La Mujer” y deja pasmados, estupefactos, a Dios y al Hombre, cuando esta no acepta el rol que le han asignado. Viena González trasciende con este personaje, la ironía en sus parlamentos unido a la fuerza que le imprime, y la expresión de su rostro, consigue una actuación visceral, ella es esa mujer y al desplazarse por la escena con actitud altanera, desafiante, logra conquistar ese público no solo femenino, que retribuye su actuación con calurosos aplausos.

Dos personajes símbolos “Serpiente” -Virgilio Burgos- y “Cuervo” -Dimitri Rivera- contribuyen como animales creados, a la metáfora de la farsa, la serpiente con capacidad de mentir y sacar provecho, y el cuervo, vinculado al mal a la oscuridad. Sus apariciones, los llamativos atuendos, excelente trabajo de la vestuarista Vera Bertuzzi, y la escenografía, cuya asesor es el reconocido artista José Miura, y su realizadora Mary Cruz Paniagua, dan un colorido especial a la escena realzada con las luces apropiadas diseñadas por Ernesto López.

Como unificador de cada una de las partes, el director Claudio Rivera logra la belleza del todo.
Esperamos de nuevo ver en escena “Hágase la Mujer”, aun con limitaciones de aforo, debido a las circunstancias, para que más público pueda deleitarse con esta excelente puesta en escena. La distracción es algo consustancial a la vida humana.

Mis felicitaciones a Jorge Santiago por sus bodas de Oro con el Teatro, su legado es y será siempre patrimonio cultural de nuestro país. Felicitaciones al Teatro Guloya por sus 30 años en escena ofreciendo calidad profesional y apertura a nuevos talentos, extensivas a Claudio Rivera y Viena González, dos íconos de nuestro teatro, alma y corazón de Guloya.

Con una puesta en escena de esta categoría solo nos queda expresar ¡arriba el telón!

La pieza teatral “Hágase la Mujer” es una obra catalogada como una farsa y como tal hace reír de manera espontánea