Señor, por favor quítese su camisa y la camiseta, y cuélguelas detrás de las cortinillas” –expresó suavemente una joven enfermera asistente… Al momento, otra orden, ahora más directa, expresó: ”Déjese descansar, del lado izquierdo, sobre su cuerpo, y con el brazo debajo de su cabeza… “Relájese y respire normal…” –era el especialista en imágenes cardiovasculares que escudriñaba en las entrañas de mi corazón, buscando encontrar una razón de súbita baja presión de 12/8 a 10/5 en un segundo, con su consecuente susto…
Píndaro ha estado observando la escena acechando detrás de las cortinillas, cuando escucha al médico decir: “¡Este el corazón que yo quiero para mi!”, mientras mira a su paciente… Herminio todavía no lo cree y le solicita una explicación… “¡Está perfecto!… La razón del susto búsquela por otras causas… Vaya tranquilo a reposar”.
Tarde en la noche, mientras Herminio descansa de incómodos episodios de insomnio, Píndaro recibe los resultados de los análisis de Amadita… “¡Una infección!”- exclama… Sin molestar contacta al cardiólogo de Herminio y es entonces el doctor Pantaleón quien, rápidamente, ordena un cultivo de bacterias… Tres días después, hace unas horas es localizada la bacteria y se inicia el cómo combatirla, pues penetró a través de un alimento ingerido el día del episodio… Entre sueños, Herminio ha venido escuchando voces que lo han llevado a meditar su paso por esta vida –como sin darse cuenta se estuviese aferrando cada vez más a ella-… Por su mente fluyen ideas de reproche, pero también de grandes satisfacciones…
Por cuáles razones él ha logrado llegar a los 73 a pesar de tantas zancadillas que le han puesto en la vida pero, también, cuáles principios han sido su coraza para sostener la firmeza de mantenerse incentivando a muchos otros seres humanos que han requerido de él.
“¡Por fin despertaste, Herminio!”-expresa Píndaro. “Sí… Quizás ha sido el mejor momento de poder reflexionar, en reposo y recuperación, de encontrar razones por las cuales a veces he encontrado resistencia en círculos cercanos a mi, hasta en los años en que he tenido la dicha de disfrutar –como lo seguiré haciendo- entre los demás… Reviso mi interior, y claramente defino cuál es mi norte y por qué hago lo que me gusta, aunque muchas veces no le guste a otros.
La autenticidad ha sido el bastión de mis andanzas, y el soporte de mis ideas. ¡No ha sido fácil!… Somos parte de una sociedad en la que se habla de valores a troche y moche, pero se tiende a mochar antes de trochar… Mis últimos casi cuarenta años han sido dedicados a orientar a muchísima gente valiosa para el servicio a otros… Porque tengo fe y creo firmemente en la responsabilidad… ¡Este episodio me ha confirmado que el seguir aferrado a la Verdad será mi norte y guarda de mis éxitos, que serán los de los demás!”.
Y, diciendo esto, cae de nuevo profundamente dormido, esperando que su reposo le renueve sus fuerzas. Al fondo se escucha la voz siempre analítica de Píndaro que murmura…”Para seguir haciendo lo que le gusta”.
“…Somos parte de una sociedad donde ‘se mocha’, antes de ‘hacer trocha’…”
Tengo fe y creo firmemente en la responsabilidad…
La autenticidad ha sido el bastión de mis andanzas, y el soporte de mis ideas