Haití: 600 voluntarios de todo el mundo involucrados en la reconstrucción

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LEOGANE, Haití. AFP. Bajo un calor de 40 grados, Ruth Schulte, de 70 años, hunde un clavo en la estructura de madera de la pequeña casa que está terminando en Léogane (al oeste de Puerto Príncipe) para Lisa Wilmar, una haitiana que perdió todo durante el sismo que en 2010 arrasó Haití, provocando más de 200 mil muertos y donde cerca de 400 mil personas aún viven en albergues provisorios. Ruth es originaria de Houston (Texas).

Como otros 600 voluntarios llegados desde Estados Unidos y varios países de Europa, está en Haití para ayudar en la operación que se propone construir cien viviendas en una semana, lanzada por la ONG Habitat para la humanidad con el apoyo de la fundación del expresidente estadounidense Jimmy Carter en la localidad de Santo, cerca de Léogane, epicentro del sismo.

«No tengo ninguna experiencia en la construcción», alega, pero dice estar «encantada de hacer algo útil», mientras muestra sus biceps y una amplia sonrisa. La tejana acompaña a Wilmar en la finalización de su futura vivienda. «Lisa y sus cinco hijos van a tener por fin un techo», suspira Ruth.

Centenares de voluntarios se encuentran así en grandes obras de construcción con diferentes herramientas en la mano para levantar casas que albergarán a los sin techo de Haití. Un desafío al que Elizabeth Farrac y su marido, originarios de Virginia se entregan con placer.

«Estas son las mejores vacaciones que he tenido nunca», dice en francés esta funcionaria del BID (Banco Interamericano de Desarrollo), que trabaja junto a otros voluntarios para construir la casa de Davidson Rocher, un animador de radio que escapó por muy poco al derrumbe de su casa.

«Desde hace dos años vivo en carpas y refugios provisorios, ahora sé que tendré mi casa, gracias a esta gente. Les estoy agradecido», dice este joven. Con otros doce trabajadores de su empresa Grief, David Fischer (Columbus, Ohio) está feliz de contribuir a este proyecto: «adoro esta experiencia. Es maravilloso contribnuir a mejorar la vida de estas personas», dice.

En 2011, Habitat por la humanidad ya había realojado a unas 200 familias en Léogane. Este año, con la ayuda de Jimmy y Rosalyn Carter, se entregaron 100 nuevas casas.

«El proyecto de Haití es más difícil de lo que habíamos pensado», dice Carter, quien realiza actividades similares en varios países de Amércia Latina y en Filipinas, antes de presentar a su esposa: «mi jefa desde hace 66 años».

Rosalyn Carter, que realiza su undécimo viaje a Haití, se dice orgullosa de contribuir. «Estamos contentos de ver que podemos influir en Haití», afirma antes de felicitar a los propietarios de las casas por haberlas mantenido bien. El ex presidente Carter hace un alegato en favor de Haití y su gobierno, que «merece el apoyo de la comunidad internacional».

«Estoy decepcionado de ver la poca infraestructura construida en Haití desde 2010. Los haitianos hacen lo mejor que pueden, pero necesitan ayuda», aseveró Carter. «Construimos casas de 26 metros cuadrados, pero con espacio para agrandar. Tienen letrinas, una ducha y lámparas solares», explica Claude Jeudy, director en el país de Habitat par la humanidad.

En las construcciones terminadas y habitadas desde hace un año, las familias dsfrutan de ser propietarias. «No es lo ideal, pero tenemos un lugar seguro y no pagamos alquiler», dice Martine Saint-Jean, al recibir de dos voluntarios irlandeses fotos y recuerdos de los trabajos de 2011.

«Es fantástico ver lo que ayudamos a construir. Antes no había nada aquí, ahora han plantado, han acondicionado el lugar», dicen emocionados Noel Ryan y David Mc-Cooey.

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