Haití ¡ay! Haití

Haití ¡ay! Haití

El anuncio de elecciones generales para legitimar un gobierno en Haití, es una demostración de cómo fallan las imposiciones de los países poderosos, cuando fuerzan situaciones calcando instituciones y situaciones, impropias de la nación a la que se las aplican, Me refiero al caso haitiano.
Cuando los americanos decidieron reponer el cultivo de adormidera, amapola o planta del opio invadieron Afganistán, pretextos siempre sobran, y luego de “pacificar” aquella nación, forzaron unas elecciones para crear un gobierno que sirviera a sus intereses.
Los talibanes no sólo destruyeron numerosas imágenes del Buda, sino que también arrasaron con los cultivos de amapola, el comercio y negocio del opio decreció hasta provocar la invasión que permitió que hoy haya crecido el área plantada de adormidera, según datos norteamericanos.
El caso de Haití nos toca directamente, en especial luego del terrible terremoto que asoló la vecina nación y facilitó la llegada de nadie sabe cuántos miles de haitianos que cruzaron la frontera, huyendo de la tragedia que mató miles y dejó a la población de Puerto Príncipe en la calle, debido a la destrucción de las viviendas.
Eso de elecciones en Haití tiene una partitura con una ejecución tan difícil como que el pentagrama sólo tiene bemoles.
Me contaba el general Oscar Padilla Medrano, entonces embajador dominicano en Haití, que en aquel país no hay ningún tipo de registro civil confiable.
Entonces, los Estados Unidos forzaron, como lo hacen siempre, unas elecciones generales que terminaron en sangre, engaños, fraudes, imposiciones.
Actualmente los haitianos, residentes ilegales aquí, no pueden obtener un documento de identificación de su país porque no hay registros, no hay asientos que permitan identificar a los reclamantes.
Esa situación es de una gravedad inédita puesto que Haití ha tenido gobernantes, desde los albores del siglo XIX, sin que hayan tenido la legitimidad que exigen los supuestos cultores de la democracia, que imponen elecciones sin que existan las condiciones previas confiables para la organización de comicios libres, transparentes, aceptables por todas las partes.
Estados Unidos, que mete sus narices donde no los llaman, dieron un dinero para la celebración de elecciones que resultaron fallidas por unas y otras razones. Los haitianos les han pedido una “cooperación” y los gringos la rehúsan, eso deja al perico en la estaca.
Cualquier ingenuo y buena gente piensa que ese es un problema de Haití y los norteamericanos, nada más lejos de la verdad. El problema de los gringos es que no hallan qué hacer con Haití que no sea la invasión pacífica de la República Dominicana y si hay resistencia manipular las Naciones Unidas para el envío de cascos azules que gobiernen con un fideicomiso impuesto por las armas de una coalición de países. Ojo con eso.

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