Haití como dolor

Haití como dolor

Le oí decir a Reynaldo Espinal que cuanto ocurre hoy día alrededor de la migración haitiana remeda sucesos del decenio de 1930. Espinal, director de la Escuela Diplomática de la Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores, presentaba un libro del Embajador Danilo Clime. Espinal recordó que hacia la época que desembocó en el genocidio de 1937, al igual que hoy, los haitianos salían masivamente de su tierra. En Cuba, expresó, los expulsaban luego de acusarlos de crímenes y delitos diversos. No menos querellas sostenían dominicanos contra ellos, no solamente en la frontera. El libro de Clime, “1937: a cuchillos largos en el Caribe”, trata el tema.

La noche en que se presentó el libro, en el mismo auditorio de la Cancillería, evoqué a Bolívar Belliard Sarubi. De hecho, al autor de la obra le referí lo ocurrido en Dajabón aquel día de 1937 en que Rafael L. Trujillo ordenó “el corte”. Como les he contado a ustedes una que otra vez, Belliard Sarubi, ya fallecido, era un jovencito. Era el telegrafista en la oficina de Correos y Telégrafos de aquella comunidad. Aunque Clime sostiene la tesis de que Trujillo preparaba el escenario para un acontecimiento mayor, lo dicho por Belliard Sarubi abre espacio a distinta elucubración.

Bolívar, que con el andar del tiempo habría de enrolarse en la Policía Nacional y más tarde pasar al Ejército Nacional en donde alcanzó rango de General de Brigada, creyó siempre en un arrebato fruto de la ira. Se encontraba en el salón del Club Social de Dajabón, en una reunión durante la cual Trujillo escuchaba a campesinos, comerciantes y gente de pueblo. Cuando el Embajador Espinal citó el rosario de quejas contra los haitianos, en Cuba y aquí, en el decenio de 1930, contemplé el presente. Homicidios y otras acciones criminales incluyendo abigeato y otras formas de latrocinio, les eran achacados. Oía Trujillo a los asistentes, cuando se puso de pies, señaló que había pedido al gobierno vecino que contuviese aquellos actos, y entonces invitó a la concurrencia a seguirlo.

Se dirigió a las oficinas de Correos y Telégrafos, en donde dictó la orden de la matanza. Belliard Sarubi recitaba el telegrama con puntos y comas. El libro de Clime propone una paz basada en la mutua comprensión y el respeto. Aclara que para alcanzar el objetivo se impone que se defina la frontera en los aspectos jurídico, político y social. Manifiesta que la definición de esa raya requiere responsabilidad gubernativa a ambos lados de la isla. Conviene conocer la tesis de este académico ahora que sabemos, porque lo dijo Jimmy Carter, que nuestra frontera es porosa.

Porque si actuamos con responsabilidad y un claro concepto de la historia, dice Clime, evitaremos que Haití sea nuestro dolor. Y nosotros el dolor de ellos.

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