Haití: de bomba de tiempo
a oportunidades a tiempo

Haití: de bomba de tiempo <BR>a oportunidades a tiempo

El pasado día primero, El Día, convocó a un coloquio acerca de Haití, apoyado en la experiencia de conocidos intelectuales y diplomáticos, que en sus exposiciones muy puntuales, modificaron el título original de Haití: ¿Bomba de Tiempo? para un lugar de oportunidades.

Todo lo que se dijo, desde los diversos proyectos en ejecución y los que están en cartera, dibuja un panorama alentador y prometedor que no tiene una voluntad de hacer, muy tímida al momento de las concretizaciones para llevar a la realidad las ofertas billonarias, que espontáneamente brotaron después del 12 de enero del 2010.

Recordamos con emoción cuando la generosidad internacional, conmocionada por la magnitud de la tragedia del terremoto, prometió abrir sus bolsillos, reiterándolo en diversos conclaves para discutir y programar la ayuda. Llegaron a prometer más de diez mil millones de dólares, que a la fecha, son ilusiones.

Apenas una ínfima parte de la ayuda prometida se ha materializado. Solo se destaca la generosidad dominicana que culminará con la universidad del norte, cerca de Cabo Haitiano. Lo que han recibido las autoridades haitianas es muy poco ya que una buena parte ha sido destinada para pagar sueldos de los asesores extranjeros, sus transportes, viviendas, comodidades y asuetos en Dominicana, dejando para la recuperación una suma simbólica a la espera de las definiciones políticas que surgirán del evento electoral del día 20.

Los organismos y gobiernos internacionales, pese a sus golpes de pecho para decir que la ayuda va, hacen otra cosa sin materializarla por la conocida voracidad de la burocracia haitiana para administrar a discreción la ayuda que finalmente no hubiese llegado para lo que se programó.

El resultado de las elecciones del próximo día 20 serán para iniciar un período de recuperación de Haití. El dinamismo, que pudiera impartir el candidato ganador marcaría el paso acelerado de la recuperación con la apertura de los bolsillos de los países que están en anhelante espera para materializar sus promesas.

Sin embargo podrían alterarse esos propósitos de ayuda masiva si el candidato que triunfa es el abanderado de un encendido discurso anti dominicano, que habla de derribar la frontera y exigir un paso libre de sus nacionales hacia el oriente de la isla. Se crearía un estado de confusión y confrontación que borraría la buena voluntad dominicana, perturbando lo que por años es un modus vivendi, en donde un millón de haitianos encuentran su sustento.

Las futuras autoridades haitianas, si son realistas en cuanto a no presionar para una supuesta fusión como la proclama el principal asesor de Martelly, tendrían una gran oportunidad para iniciar un proceso de reconstrucción de tal naturaleza y por el monto de las promesas asentadas en documentos, de los diez mil millones de dólares, provocaría una escalada de la actividad económica. Se originaría el fenómeno de revertirse el proceso inmigratorio con un retorno masivo de haitianos hacia su país y hasta veríamos un mayor flujo de dominicanos hacia occidente a trabajar y contribuir al rescate de la comunidad isleña de occidente.

Pero es importante que los sectores haitianos radicalizados en contra de los dominicanos dejen de pensar que somos el departamento del Este de la isla ya que se identifican, por las placas de sus vehículos, como el departamento del Oeste. Con la confianza mutua aseguraríamos la convivencia pacífica para la seguridad de la vida en la isla.

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