Haití no ha logrado articular una política agropecuaria que le garantice por lo menos la producción correspondiente al potencial de sus limitados recursos naturales.
Por eso, gran parte de los productos alimenticios que consumen los adquieren en el exterior, fundamentalmente en la República Dominicana.
De ahí, que por la paz de Haití –además como comercio- el país tiene que continuar con más ahínco, en un gran fomento agropecuario para este destino.
Y más aún, cuando la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) reitera que “el 48% de la población de Haití “pasa hambre pura, esto es una inseguridad alimentaria grave”, derivada de “fenómenos climáticos y sociales».
Esto equivale a 5.3 millones de personas pasan hambre en Haití.
Entonces, la estrategia a implementar conlleva esfuerzos múltiples, siendo parte de ella aplicable cuando Haití supere los graves problemas que han llevado hasta el magnicidio del Presidente Jovenel Moïse. Serían:
1.- Poner sus recursos propios en producción.
2.- Elevar la capacidad adquisitiva de la población más indefensa (para que compren más alimentos).
3.- Garantizar más producción dominicana, a obtener en la región fronteriza.
Pero, mientras se estabiliza la situación, no se pueden bloquear los mercados fronterizos, pues ahogar a las clases menos pudientes de la vecina nación sería provocar pobladas hacia la RD.
Recordemos que en el año 1994 las grandes naciones decretaron un bloqueo y forzaron al gobierno dominicano para que fuera parte de esa medida rígida contra Haití; empero, el Presidente Joaquín Balaguer en la práctica no lo acogió, por razones humanitarias y también por la tranquilidad de Haití.
De esta manera, los mercados fronterizos deben están permanentemente funcionando, con las precauciones de cada coyuntura, sea por salud, seguridad, etc.
Saludo, en consecuencia, la apertura del comercio hacia Haití dispuesta hoy por el gobierno dominicano.
Hay que precisar que el intercambio comercial entre ambas naciones es en general formal e informal.
Para las transacciones formales, con la fiscalización, aplicación de las leyes y normas de las instituciones, existen 14 mercados o lugares, ubicados en Dajabón, El Corozo, Restauración, Tiroly, Guayajayuco, Los Cacaos, Bánica, Hato Viejo, Comendador, Hondo Valle, Cañada Miguel, El Cacique, Malpasse (Jimaní) y Pedernales.
En estas cuatro provincias que sostienen los mercados fronterizos, el país tiene alrededor de 2.5 millones de tareas de tierra aptas para producir alimentos demandados en Haití, y de consumo local.
Es el momento de proceder a un fomento que permita ofertar productos más baratos, con lo que ampliaríamos las exportaciones.
La población haitiana no puede dejar de alimentarse.
Sabemos que el comercio se ha deteriorado en los últimos tiempos, primero porque grandes comerciantes de Haití han preferido importaciones de otras naciones, aún siendo más costosas, pero donde obtienen mayores ganancias. Luego con el panorama del Covid19, las permanentes protestas y el magnicidio.
En la actualidad la venta de alimentos de RD hacia Haití, se enmarcan mayormente en la carne de pollo, despojos de pico y pala, huevos frescos, habichuelas negras y pintas, arroz natural y puntilla, salchichas, limones agrios, salami, leche, huevos frescos, coco, harina, aceite, musáceas, raíces y tubérculos, etc.
En Cuando al fomento en la frontera, no hay que profundizar en la carne, huevo y pollo, ya existe una exitosa producción en el Cibao. Donde sí debe dedicarse un esfuerzo con tierra de la frontera es en habichuelas, musáceas, y otros cultivos, con una estrategia moderna.
Con la normalización de Haití y la necesidad de alimentos, vamos a superar el declive reciente.
Y es que el flujo comercial entre República Dominicana y Haití promedió US$908.48 millones anuales entre los años 2014 y el 2019, motivado por el Covid19, la gula de los grupos económicos haitianos y la crisis política haitiana, desde el 2020 a la fecha su caída ha sido estrepitosa.
La República de Haití, como el segundo socio comercial en importancia nuestra, ha adquirido en la última década entre 10% y 7% de las exportaciones dominicanas.
Esto se ha registrado en las exportaciones formales de nuestros alimentos y otros bienes.
Ahora bien, de acuerdo a la realidad fronteriza, las ventas informales de alimentos no han bajado tanto, y eso explica cómo la población haitiana se ha mantenido.
Por la tranquilidad, el hambre de Haití debe ser una preocupación y atención dominicana.