Puerto Príncipe- Hedor a muerte, fuertes tiroteos, saqueos, enfrentamientos con la Policía, secuestros e incendios provocados marcaron este martes la jornada en Haití, en la que cientos de personas tuvieron que abandonar los campos de desplazados y sus viviendas para evitar convertirse en víctimas de unas bandas armadas que imponen el terror en el país.
Una jornada más de secuestros, en la que hombres fuertemente armados irrumpieron en las dependencias de la Congrégation Saint-Joseph de Cluny, de la comunidad de Madeline, secuestrando a tres religiosas, algunas extranjeras, según confirmó la Conferencia Haitiana de Religiosos (CHR).
El centro de la ciudad huele a muerte. Los alrededores de la prisión civil desprenden un hedor nauseabundo a cadáveres en descomposición, algunos carbonizados y otros devorados por los perros.
Además, este martes las escuelas y las universidades estuvieron de nuevo cerradas, al igual que algunas instituciones privadas y públicas ante la violencia que existe en especial en la zona metropolitana de Puerto Príncipe, pese al estado de emergencia y al toque de queda decretado el domingo pasado por el Gobierno por 72 horas prorrogables en el departamento del Oeste, donde está la capital.
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Mientras, en la comuna de Croix-des-Bouquets casi todo ha sido blanco del vandalismo, como la cárcel, los bancos y los comercios de esta zona controlada por la banda 400 Mawozo.
Detrás de estas atrocidades están las bandas armadas, que iniciaron a finales de febrero una escalada de violencia que ha sumido a Haití en un caos sin precedentes.
La coalición armada ‘Vivre ensemble’ (‘Vivir juntos’), liderada por el poderoso Jimmy Cherizier, alias ‘Barbecue’, siguió este martes haciendo gala de supremacía, dentro de su campaña para derrocar al primer ministro haitiano, Ariel Henry, que, según pudo confirmar EFE de fuentes oficiales puertorriqueñas, está en San Juan.
El sindicato policial Synapoha advirtió hoy de la amenaza y el «grave peligro» que pesa sobre la Academia Nacional de Policía, situada en la Route de Frères de Tabarre, a pocos kilómetros de la embajada de Estados Unidos en Haití, una zona controlada por el líder de la banda Vitelhomme, que desde hace años mantiene la región como rehén.
Este sindicato, que pidió al alto mando el envío de refuerzos la zona, lleva dos semanas enviando mensajes de SOS y, aunque había avisado de la posibilidad de que sucediera, sus advertencias no impidieron que la prisión civil de la capital fuera tomada el sábado por las bandas y que huyera alrededor de un 97 % de sus más de 3.000 internos.
Según el Colectivo de Abogados para la Defensa de los Derechos Humanos (Caddho), todos los reos escaparon también de la cárcel de Croix-des-Bouquets, en la que había más de 1.000 reclusos, de los que sólo 225 habían sido ya condenados por los tribunales. «La prisión ha sido completamente vaciada», aseguró este grupo.
En el centro de la violencia, la infancia. Según un nuevo estudio de la ONG Plan Internacional, las niñas se ven expuestas a la violencia de género, al reclutamiento por parte de grupos de delincuencia organizada y al matrimonio y las uniones forzosas y tempranas.
Casi la mitad (46 %) de la población del departamento de Artibonite (centro del país) se enfrenta actualmente al hambre y un 15 % está en la etapa que precede a la hambruna, por lo que, de media, los adultos prefieren comer seis días a la semana para poder alimentar a sus hijos.
La violencia y la escasez de alimentos están obligando a algunas menores a someterse a explotación y abusos sexuales para ganar dinero, con los consiguientes embarazos tempranos y abandono escolar, indica el informe.
La pobreza generalizada y la falta de oportunidades económicas también llevan a niñas y niños a unirse a los grupos armados, hasta el punto que se estima que entre el 30 y el 50 % de los miembros de las bandas son menores de edad.