Haití, no tan chéri

Haití, no tan chéri

En los últimos años, debido al incentivo de la sentencia del Tribunal Constitucional 0168-13, para la adquisición de la nacionalidad dominicana por parte de los haitianos nacidos en nuestro país, el territorio dominicano se ha visto inundado por ciudadanos ilegales de ese país, que debido al estimulante apoyo de países de primer mundo, que pretenden que sea nuestro país el receptor de los habitantes de ese Estado fallido. Esto, por supuesto, libera a la Comunidad Internacional de países altamente desarrollados, que no solo no los quieren en su territorio, sino que con un trato inhumano los expulsan cuando estos se introducen ilegalmente en un país dado, aún de similares en las Antillas.
Nuestro país, después del terremoto que en estos días se cumplen 10 años de aquel infausto acontecimiento que devastó gran parte de su territorio, especialmente la capital Port-au-Prince, causando más de 300,000 muertos, fue el primer país que envió convoyes con alimentos, medicinas, cobijas, materiales de construcción y otros avituallamientos necesarios para auxiliar a los que perdieron seres queridos, techo, y se encontraban a la intemperie.
Recordamos como la comunidad internacional se volvió “magnánima” y prometió todo tipo de ayuda y también se propusieron la restauración de Haití. Ha transcurrido ese gran lapso de tiempo y aquellas promesas se convirtieron en vanas ilusiones, al extremo que todavía millares de damnificados siguen habitando en carpas y casuchas improvisadas. Entonces, ¿qué se hicieron todas esas promesas demagógicas? En eso si no hacen un mea culpa
El Palacio Presidencial construido en la ocupación estadounidense en 1919 quedó prácticamente destruido. Entonces, el presidente francés Sarkozy le prometió al presidente haitiano René Preval, que su gobierno lo reconstruiría asumiendo su costo. Sin embargo, no obstante ser francés, se hizo el sueco. Han transcurrido diez años, ni Sarkozy es presidente de Francia, René Preval murió en Jarabacoa y el Palacio todavía está casi en el estado que lo dejó el sismo.
Francia es uno de los países que sostiene que ellos deben recurrir a la Dominicana. Este problema con Francia es consuetudinario, ya que ese país no le ha perdonado a Haití, que derrotaran al cuñado de Napoleón Bonaparte, el general Leclerc, el cual murió de fiebre amarilla en Haití en 1802, con tan solo 30 años de edad.
En tiempo normal, la República Dominicana mantiene dos mercados binacionales a la semana, los lunes y viernes, en las provincias de Dajabón, Elías Piña, Independencia y Pedernales, en donde muchos nacionales haitianos, aprovechando el paso inocente al mercado, se escabullen ante los ojos de los militares del Cuerpo Especializado en Seguridad Fronteriza Terrestre (CESFRONT), que vigilan las fronteras y al parecer su eficacia deja mucho que desear debido a la gran cantidad de haitianos que deambulan en territorio dominicano.
En un aviso de la Organización Internacional para la Migración (OIM), este organismo asegura que la mayoría de los haitianos deportados, vuelven a territorio dominicano el mismo día, según el jefe de la misión en Haití, Giuseppe Loprete, agregando a la agencia de noticias internacionales EFE, que la política de deportaciones de la República Dominicana es “básicamente inútil”. ¿Cómo se interpreta esta Declaración? Que nuestra frontera no está sellada como afirman los altos mandos militares del país y que existen en el Norte de Haití, mas de cien pasos, muchos de los cuales están desprovistos de vigilancia.
Hemos insistido en que debemos ayudar dentro de nuestras posibilidades a Haití; sobre todo en la construcción de tres centros maternales en su territorio (Anse-a-Pitre, Malpasse y Ouanaminthe), para evitar que haitianas que son prolíferas en alumbramientos, vengan a los hospitales nuestros a disputarles camas a las dominicanas. Por lo tanto, algunas ONG que osan utilizar nuestro territorio para ejecutar “obras caritativas para los haitianos”, deberían ser obligadas a que las mismas se ejecuten en Haití, de lo contrario, ipso facto se les debería invalidar el exequátur.
Nuestra sugerencia ha sido que en Haití se establezca un control de nacimientos, porque no es posible, que teniendo casi dos terceras partes menos que nuestro territorio, tengan la misma población que la nuestra. Sería aconsejable también, que como son tan promiscuos, los que deseen mantener una vida sexual activa, deben someterse a la vasectomía.

Como la Constitución de Haití prevé que la Isla es única e indivisible, los dominicanos debemos estar alerta a la horda de ilegales que cruzan impunemente nuestra frontera, ya que si no prestamos atención seriamente a esta amenaza, nos podrían sorprender y un día amanezcamos que el país se denomine Dominihaiti, casi como ellos se refieren a nosotros como la Dominicani. Ojo al Cristo.

Por todo lo anterior, cambiamos su lema de “Haití cheri”, por “Haití indeseable”.

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