Haití, nuestro anacrónico socio

Haití, nuestro anacrónico socio

La supresión de trabas es tendencia dominante en el intercambio comercial. La restricción al ingreso de bienes de un país en otro solo es admisible cuando el país receptor demuestra perjuicios económicos, sanitarios o de seguridad nacional derivados del ingreso del producto extranjero. A pesar de eso, Haití persiste en el bloqueo sistemático y caprichoso contra productos de origen dominicano. Y ha faltado con cinismo a su promesa de remover los obstáculos.

Una vez alegó, sin aval técnico alguno, que había en el país brotes de gripe aviar, y prohibió las importaciones de pollos y huevos dominicanos. De todos modos, los haitianos siguieron comprándolos y llevándolos a su país. Trascendió entonces que si algo protegía el Gobierno haitiano no era la salud de sus consumidores, sino los intereses de importadores que adquirían esos bienes en Miami y algunas islas del Caribe. Habría usado un recurso artero para suprimir la libre competencia.

Este anacronismo comercial tiene que cesar. El Gobierno haitiano no debe prohibir la entrada de ciertos productos por la frontera, a través del mercado binacional sin impuestos, para en cambio permitir su ingreso por los puertos y cobrar fuertes aranceles. Si el Gobierno haitiano quiere un intercambio comercial diáfano con la República Dominicana, tiene que renunciar a estos métodos reñidos con las reglas actuales.

EL DENGUE SE DISPUTA EL TURNO

Sin que se haya disipado aún el doloroso azote de la chikungunya, ya empiezan a sonar las alarmas epidemiológicas por la detección de un aumento en los casos de dengue atendidos en los hospitales. Aunque el dengue es una enfermedad endémica en nuestro país, su incidencia en estos momentos, a dúo con la artritis viral, es motivo de justificada preocupación. Los hospitales públicos han estado desbordados por la demanda de asistencia de los afectados por la chikungunya y no resisten más presión.

Por esta complicación en el panorama sanitario, procede que las autoridades refuercen las tareas de prevención para suprimir hospederos del mosquito transmisor del dengue, que es de la misma especie del que transmite la chikungunya. Un mal que ahora resulta una bendición es que la escasez de lluvia disminuye la acumulación de aguas. No hay mal que por bien no venga.

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