Tras un suspiro, el alivio. Por fin se daría lo que esperábamos. Tras cuatro posposiciones, Haití y la República Dominicana se sentarían en la mesa de las negociaciones. Como buenos vecinos, se pondrían reglas claras y se dejarían de lado posiciones que afectan a demasiada gente.

Entonces vino el llamado. Palacio convocaba a una rueda de prensa urgente. Ay, la reunión bilateral, pensamos todos y acertamos: nueva vez se suspendía. El Gobierno, sin embargo, quiso ocultar la verdad diciendo que el diálogo continuará hoy pero se limitará a la firma de tres convenios.

Explicando que la reunión de alto nivel no sería posible por falta de logística, el Gobierno mintió, ya que sabía de antemano que el diálogo había sido pospuesto, tal como lo tuiteó el primer ministro, Laurent Lamothe, a las 6:38 de la mañana.

Pero la noticia no era nueva en Haití: se sabía desde el lunes, cuando el portavoz del gobierno, Kedlaire Agustin, informó que Lamothe no se reunirá con República Dominicana mientras el presidente Danilo Medina no envíe al Congreso la Ley de Naturalización.

Aunque hasta el momento no se había dicho oficialmente, era evidente que Haití le estaba dando largas a la reunión en espera de que el Gobierno dominicano cumpliera con una promesa que hizo durante la primera reunión bilateral.

No sé si al Presidente le faltan pantalones para enfrentar las consecuencias de lo que la ley traería o no tiene claro qué debe hacer. ¿Teme ser condenado? Recuerde que no hay manera de quedar bien con todos. Por tanto, es hora de honrar su compromiso. Haití lo espera.