Haití retorna lentamente a la normalidad

Haití retorna lentamente a la normalidad

PUERTO PRINCIPE, Haití.- A tres meses de la caída del gobierno de Jean Bertrand Aristide, Haití vive en una extraña calma y en medio de una división política que ya comienza a preocupar a los organismos internacionales y a las autoridades de transición.

El país, que está bajo el control de la misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (MUSTHA), ha retornado a la normalidad, y la mayor parte de los políticos que estaban en el exilio han retornado, pero mantienen ciertas reservas sobre aspectos de seguridad.

Por otro lado, las prisiones están llenas de influyentes políticos, incluyendo al Primer Ministro de Aristide, Yvon Neptune, al Ministro de la Seguridad, Jocelermé Privert, a la coordinadora del movimiento Lavalás, Ana Auguste, diputados, senadores y ex jefes de policías.

Georges Sami Saati, influyente empresario haitiano-árabe, que retornó al país tras diez años en el exilio y que se ha convertido en una de las figuras más populares del país, manifiesta su preocupación por la gran división política que hay en la sociedad.

«El problema es que ya salimos de Aristide, ahora debemos unirnos para echar el país hacia adelante, pero esa unidad parece un poco difícil. Es hora del progreso, es hora de invertir, hay que empujar el comercio», dijo.

En la Primatura está el doctor Gerard Latortue, un exitoso tecnócrata que había pasado diez años también de un exilio voluntario, y ahora ha venido para hacerse cargo del gobierno de transición.

Su preocupación, es la misma que la del empresario Saati: «Aquí hay 68 partidos políticos, eso no puede ser. Es un obstáculo para la democracia, así no podemos avanzar. Yo me estoy reuniendo con ellos para pedirles que se organicen que hagan coaliciones», dice el Ministro Latortue.

La misión ahora es organizar las elecciones presidenciales, parlamentarias, municipales y comunales para elegir a las nuevas autoridades. Ya se instaló el Consejo Electoral Provisional, que deberá organizar esos comicios.

Sin embargo, no se vislumbra un gran entusiasmo de la población ni hay suficiente confianza entre los políticos haitianos para llegar a acuerdos duraderos.

La coalición Convergencia Democrática, que era el más poderoso grupo político en los días de la lucha contra Aristide, ya parece que se ha roto cuando se logró el objetivo principal, y ahora todos andan por su lado buscando la presidencia.

Los principales líderes de la convergencia son Serges Gilles, Evans Paul, Víctor Benoit y Gerard Pierre-Charles. Todos parecen tener ahora objetivos diferentes y eso preocupa a la comunidad internacional.

De otro lado, está el industrial Andy Apaid Junio, dirigente del Grupo-184, compuesto por empresarios y la sociedad civil. Apaid manifiesta que seguirá en la lucha política, pero no ha revelado si aspira a la Presidencia.

El país está prácticamente en ruina, sin dinero en las alcas del Estado. En la presidencia está instalado un hombre conciliador, quien goza de la simpatía de la sociedad. Se llama Boniface Alexandre, y era presidente de la Suprema Corte de Justicia cuando vino el vacío de Poder.

Sin embargo, Alaxandre parece un hombre que no desea dirigir y todo ahora pasa por donde el Primer Minsitro.

«Ahora hay respeto a la Constitución, ahora hay un Gobierno que respeta las instituciones», dice el Primer Ministro Gerard Latortue, quien aclara que hay una armonía en dirección del Estado.

LA SEGURIDAD

La gente teme a andar de noche en las calles, porque hay mucho robo, hay muchos problemas de inseguridad. La gente está armada.

La policía todavía es muy débil y los más de cinco mil militares de las Naciones Unidas hacen muy poco para desarmar a la población civil.

El comandante de las tropas, Humberto Riveiro Pereyra, de Brasil, ha ideado llevar a la selección Nacional de Futbol de su país para hacer un gran partido y cambiar las entradas por armas de fuego, pero pocas personas creen en la efectividad de esta tarea.

Los militares de ocupación no se ven en las calles, sólo están en los cuarteles y en las oficinas públicas. Las calles ahora lucen más limpias, el entorno del Palacio Nacional se ve en calma, como si nada hubiese pasado hace tres meses.

En la calle Jean Jacques Dessalines, principal vía comercial, la situación es otra: dos incendios destruyeron tiendas y almacenes. El Ministro Latortue acusa a militantes del partido Familia Lavalás de planificar el sabotaje para desestabilizar el Gobierno.

En general la gente vive de el comercio, pero al parece el asunto no anda muy bien, aunque la moneda nacional está mejor situada que el peso dominicano: 35 gourdes por un dólar.

El hecho de que los principales seguidores de Aristide estén en prisión ha creado tensión, porque el partido Familia Lavalás tiene todavía una gran incidencia en la población. La organización, dirigida ahora por el senador Yvon Feuille, advierte que boicoteará proceso de transición si continúa la presión contra sus seguidores.

Hasta ahora no se sabe quien será el candidato del partido Lavalás para las próximas elecciones, pero se habla del ex-Presidente René García Preval, quien está retirado en una finca en la comunidad de Mermelade, en el norte del país.

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