Ahora que un sacudión gubernamental estremece Haití, y Estados Unidos reitera que la superación de crisis haitiana está en haitianos, procede retomar solidaridad que debe primar entre vecinos que es, además, lo conveniente para preservar nuestra identidad.
Ello conlleva diagnosticar objetivamente situación haitiana, despojada de aspavientos y falacias sobre temas que parecen válidos sin serlo o se exageran para manipular.
Implica reconocer que la vía para superar dicha crisis, duraderamente, radica en una economía que genere puestos de trabajo para su población disponer ingresos que permitan satisfacer necesidades sin migrar a República Dominicana; requiriéndose para ello, marco institucional que podemos coadyuvar a implementarlo.
Implica descartar planteamientos falaces como carencia de interlocutores válidos. ¿Que interlocutor válido puede tener un gobierno inscrito en la institucionalidad democrática y respeto soberano con su nación vecina que no sea su gobierno; por precarias que sean su legalidad y legitimidad?
Manteniendo relaciones diplomáticas, como debe ser, resulta imperativo interactuar a través del Gobierno.
Otras opciones, pudieran revertirse en perjuicio nuestro.
No puede interactuar con bandas que controlan territorios so pena de inspirar réplicas en el nuestro. No debe recurrir a partidos políticos y/o a instancias de la sociedad so pena de inculcar injerencias aprovechables por instancias extrañas. Seguir condicionándose a actuaciones de potencias con agenda propia cuestiona nuestra soberanía.
Despojar falacias implica descartar exageraciones manipuladoras.
Se comenta del poderío de bandas que controlan mayoría del territorio, pero el jefe de FFAA haitianas planteó que le basta “un tanque, dos vehículos de asalto y una cañonera” para para terminar con las bandas (ver:+FFAA hatianas piden recursos para termianr con bandas hoy.com.do – Bing ). Nadie lo ha cuestionado ni rebatido.
Implica poner límite a la concepción fallida del Estado haitiano cuyos ministros han ejercido sus cometidos aún sin Gobierno ni presidente. Y su liderazgo, incluyendo elites intelectuales y económicas contrastantes con ignorancia y pobreza del pueblo haitiano, suele desenvolverse con mas habilidad sigilosa que el nuestro.
Por solidaridad y conveniencia debemos coadyuvar al reencauzamiento haitiano; respetuosamente, sin falacias ni aspavientos ofensivos.