Haití y el mercado de las ayudas humanitarias

Haití y el mercado de las ayudas humanitarias

Desde el fatídico 12 de enero del año en curso, hemos visto las imágenes por los medios de comunicación del estado de destrucción y desolación que produjo el terremoto de 7.3 en la escala de Richter en  Haití, el cual afectó su capital, Puerto Príncipe, donde se concentra un tercio de la población.

El epicentro se ubicó a unos 15 kilómetros al oeste de la capital del vecino país. De acuerdo a la Oficina Panamericana de la Salud (OPS),  las víctimas provocadas por el sismo asciende a más de 75,000 personas, se estima unos 200,000 damnificados y alrededor de 3.0 millones de afectados.

Ante esta catástrofe natural, la solidaridad internacional, comenzando con el Gobierno y el pueblo dominicanos, no se hizo esperar desde el mismo día que ocurrió el terremoto. También la de los gobiernos  del mundo y las organizaciones internacionales como los programas de Naciones Unidas, la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz y Media Luna Roja y varias ONG internacionales. Esta solidaridad se ha expresado supliendo ayuda humanitaria, alimentos, agua, refugio, medicamentos y otros suministros a los afectados.

A nivel mundial, el suministro para la asistencia humanitaria y de desarrollo es un gran segmento comercial que moviliza anualmente alrededor de US$ 60,000 millones, lo cual representan un importante nicho de mercado en donde pueden comenzar a incursionar  las empresas dominicanas. Las compras en el sector humanitario hasta hace varios años eran dominadas por las empresas de los países industrializados. Sin embargo, la nueva tendencia es que los países en desarrollo tengan mayor participación, aprovechando las ventajas que ofrece el comercio electrónico. 

Dentro de este contexto,  varias empresas dominicanas han sido seleccionadas para vender  a las organizaciones de las Naciones Unidas y varias agencias de ayuda humanitaria bienes para ser suplidos a los damnificados del sismo.

Las compras de bienes y servicios para ayuda humanitaria que realizan  los organismos internacionales constan de dos segmentos, que a pesar de tener características parecidas tienen diferencias fundamentales, las cuales explicaremos a continuación:

1. Compras para programas de asistencia al desarrollo económico.

2. Compras para operaciones humanitarias o de socorro.

Las primeras, se refieren a aquellas compras que realizan los organismos multi y bilaterales con el objetivo de coadyuvar a la ejecución de proyectos de  reducción de pobreza, salud, educación básica, infraestructura, desarrollo social y  buena gestión pública, entre otros. 

Estas compras de bienes y servicios se realizan a mediano y largo plazos a través de un complicado proceso de licitación pública internacional, que para las empresas que se inician en este campo es algo parecido a una “carrera con obstáculos”.

El principal comprador en este segmento es el Grupo del Banco Mundial (mejor conocido por sus siglas en inglés WBG) integrado por cinco organizaciones, entre ellas el   Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Entre  las bilaterales se destacan la Agencia  para el Desarrollo Internacional, de Estados Unidos (USAID) y la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI). Por lo regular, las compras que realizan estos organismos están “atadas” a préstamos o a suministros que provengan de los países que prestan  la asistencia. 

Las segundas son aquellas que realizan organismos especializados con el objetivo de suplir bienes a una determinada población que ha sido afectada por un desastre natural o  un conflicto bélico.

Una característica en este renglón es que los bienes deben ser suministrados con carácter de urgencia.  Entre los principales compradores en este segmento se encuentran el Programa Mundial de Alimentos (PMA), el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y el Fondo de Respuesta a Emergencias (CERF),  creado en  2005. También se encuentran en este renglón la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz  y Media Luna Roja y las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) internacionales.

La principal exigencia del comprador es la rapidez y la fiabilidad del abastecimiento en las zonas afectadas. Estas agencias tienen presupuestos limitados, por lo cual deben de “estirar” los recursos que aportan los países donantes. En el caso del suministro a la población damnificada haitiana, nuestro país es el canal ideal para que las organizaciones internacionales puedan comprar suministros a las empresas dominicanas.

Con esto se abre una posibilidad comercial muy interesante para las empresas dominicanas, principalmente en las áreas de alimentos, materiales de construcción, medicamentos, enseres domésticos, etc.

Un valor intrínseco a las ventas que realicen empresas es que adquieren credibilidad y confianza por ser suplidoras de las organizaciones internacionales. La actual situación debe movilizar a las empresas a desplegar grandes esfuerzos con el objetivo de incursionar en el mercado de compras humanitarias. Que esto no sea algo coyuntural, sino que sea parte de una estrategia definida, cumpliendo con las exigencias de calidad, y normas  requeridas por los organismos de ayuda humanitaria.

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