A lo largo de la historia, miles de ciudadanos haitianos han cruzado la frontera entre la República Dominicana y Haití, en busca de un mejor futuro a la margen oriental de la isla, permitiendo una simbiosis tan efectiva como polémica, reflejada en la historia de la joven de origen haitiana Nertania Vernath.

Por un lado, los nacionales haitianos ven a la República Dominicana como el escape a la realidad de su país, mientras que Santo Domingo, se beneficia de la mano de obra barata y del comercio informal de su su segundo socio económico.

Sin embargo, esta misma realidad, en especial motivado por la migración ilegal, culpa, en la mayoría de los casos, de la ineficiencia de las autoridades para controlar el tráfico ilegal de extranjeros, ha generado una crisis que divide ambas naciones.

Estas diferencias de criterio se ven reflejadas en el revuelo causado en redes sociales, tras la publicación hecha por la BBC Mundo, en la que resalta la realidad de miles de “apátridas”, que según organismos internaciones, se promueve desde la República Dominicana.

El artículo recoge la historia de Nertania Vernath, una joven nacida en el Seibo y cuyos padres se encontraban en condición irregular en la República Dominicana, al momento de su nacimiento, situación que le ha dificultado la adquisición de documentación, e incluso de nacionalidad.

Vernath, aunque no conoce nada de Haití, es una de los miles de impactados por la sentencia TC 168-13, que establece que una persona, aunque nazca en suelo dominicano, si sus padres están ilegales, no podrán gozar de la nacionalidad.

Esto ha motivado una serie de debates sobre cuál país tiene la responsabilidad de dotar de identidad a estas personas, quienes pululan en medio de diferencias e interpretaciones legislativas.

La Constitución haitiana, en su artículo 11 establece que “posee la nacionalidad haitiana todo individuo nacido de padre haitiano o de madre haitiana, los cuales hayan nacido haitianos y no hayan renunciado jamás a su nacionalidad al momento del nacimiento”, lo que indica que, al menos en el caso de Vernath, le corresponde esa ciudadanía, ya que sus padres no renunciaron a su nacionalidad, o al menos, eso no se ha informado.

Continúa, en su artículo 12, señalando que “todos los haitianos, salvo por los privilegios reservados a los haitianos de nacimiento, tienen todos los derechos, los deberes y las obligaciones asociados a la nacionalidad haitiana. Ningún haitiano hará prevalecer una nacionalidad extranjera que pueda tener en el territorio de la República”.

De su lado, la carta magna dominicana establece, en artículo 18, lo siguiente:

“Son dominicanas y dominicanos: 1) Los hijos e hijas de madre o padre dominicanos; 2) Quienes gocen de la nacionalidad dominicana antes de la entrada en vigencia de esta Constitución; 3) Las personas nacidas en territorio nacional, con excepción de los hijos e hijas de extranjeros miembros de legaciones diplomáticas y consulares, de extranjeros que se hallen en tránsito o residan ilegalmente en territorio dominicano. Se considera persona en tránsito a toda extranjera o extranjero definido como tal en las leyes dominicanas”.

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Esto, dota al Estado dominicano de facultades, para implementar herramientas de regularización, sometidos a consideración de las leyes migratorias vigentes.

Pero en Twitter los debates han sido álgidos y basados en el nacionalismo, con comentarios de usuarios que rechazan declaraciones de organismos internacionales que acusan a la República Dominica de xenófoba y racista.

A continuación, algunos de estos, tanto a favor como en contra:

La realidad es que esta historia sale a la luz en momentos en que el presidente dominicano, Luis Abinader, se reunió la pasada semana con su par estadounidense, Joe Biden, quien le felicitó por el “interés mostrado por su gobierno”, en favor de que Haití supere la grave crisis política, social y humanitaria que se acrecienta con el paso de los días.