Haitianofilia peligrosa

Haitianofilia peligrosa

MIGUEL AQUINO GARCÍA
En el periódico Hoy del lunes 29 de agosto aparece un artículo «La Patria de los Nazionalistas», de perfiles verdaderamente espeluznantes. Se trata de una alocada pieza literaria que exhibe una curiosa mezcla de odio ciego contra los valores de la nacionalidad dominicana, ignorancia crasa de las raíces históricas que moldean la problemática planteada por la invasión pacífica de Haití y la proyección de la misma en el futuro inmediato de la nación y distorsión bestial de las ideas y pensamientos de los innumerables dominicanos que a través de artículos de opinión y al amparo de la libertad de prensa expresamos nuestra preocupación por esta problemática.

Incapaz de mostrar coherencia o fundamentar con sólido raciocinio lo que escribe, el articulista de marras despotrica en ataques personales contra todo el que disiente de él, con abusivas acusaciones de nazistas, xenófobos y hasta de negros acomplejados, dejando entrever sin darse cuenta que es él quien acarrea íntimos prejuicios raciales.

En su desdichado artículo, este señor argumenta que las opiniones externadas públicamente por dominicanos preocupados por la problemática domínico-haitiana son la causa de los recientes incidentes que han envuelto nacionales de ambos países y que han degenerado en trágicas muertes. Califica de prédica y agitación antihaitiana dichas opiniones, las cuales según él provocarán guerras de «purificación étnica», exacerbadas por el descontento de la población por las limitaciones de la cotidianidad, pues el articulista de marras se nos presenta también como descubridor de la pobreza en el país, con el agravante de que apoya las ONGs y a los religiosos extranjeros que selectivamente se compadecen de los pobres de Haití en República Dominicana, pero no de los pobres dominicanos que padecen necesidades por todo el país como si éstos no fueran también hijos de Dios. Y es que el articulista de marras, más perdido que un trompo de diez cheles, no advierte que hay una agenda internacional apoyada con financiamiento externo, para la haitianización y fusión de la isla.

Al culpar los artículos de opinión de ser la causa de una imaginaria guerra étnica contra los haitianos, este señor no recabó en que las pesquisas policiales han establecido ya que la tragedia en que perdieron la vida tres nacionales haitianos fue motivada exclusivamente por el robo, un acto delictivo de los tantos que a diario se dan en el país, y que previo a esto, los incidentes con pérdidas de vidas de una comerciante dominicana en Hatillo Palma y un niño dominicano degollado en Mao, había sido llevado a cabo por inmigrantes ilegales haitianos, y que lo que la población dominicana de esos lugares hizo fue reaccionar de manera emotiva e indignada contra estos ataques, lo que degeneró en otros sucesos afortunadamente controlados por la autoridad competente. ¿De qué limpieza étnica se habla pues, en hechos desencadenados por asesinatos cometidos contra lugareños, por nacionales extranjeros? ¿No advierte que es precisamente la falta de orden y de una política de control migratorio la causa de estos sucesos mayormente precipitados por extranjeros en usufructo ilegal del territorio dominicano?.

Lo que buscamos los dominicanos preocupados por la masiva infiltración del territorio dominicano por ilegales haitianos, es precisamente prevenir una futura coyuntura en la que esa presencia decisiva haitiana, y el concomitante desplazamiento del dominicano de las oportunidades de trabajo y la distorsión de sus costumbres y formas de vida por la numerosidad de la presencia haitiana, pueda desencadenar en una verdadera guerra por control territorial y de medios de existencia, como ha sucedido ya en otras zonas de conflictos del mundo, con diferencias étnicas o sin ellas. Esa es la guerra que el articulista de marras debe ayudar a prevenir, no la que él está provocando con su distorsionada y descerebrada escritura.

Por otra parte las mismas plumas que hemos alertado al país acerca de la necesidad de instrumentar una efectiva y coherente política de migración con Haití, hemos defendido también y en estas mismas páginas la preservación de nuestros recursos naturales por encima de inversiones turísticas, hemos combatido el proyecto de una isla artificial de inspiración extranjera y nocivo al país, hemos condenado la presencia del «turista sexual» anglosajón y europeo que llega en misión depredadora de nuestros niños sin hogares, y protestado también por la adjudicación de trabajos formales a ilegales haitianos en resortes turísticos de inversión extranjera, mientras miles de jóvenes dominicanos son obligados a tragar la cicuta del desempleo alrededor de esos mismos resortes. Gracias a Dios y menos mal que después de asentarse, los españoles inversionistas no se dedican a la depredación de la foresta y aniquilamiento de fuentes fluviales, como hacen los haitianos donde quiera que sientan sus reales. Que Dios proteja este país de toda descabellada haitianofilia.

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