Haitianos que le fallan a Haití

Haitianos que le fallan a Haití

La reconstrucción  que ha debido desarrollarse sin tropiezos tras el terremoto de hace casi dos años, está obstaculizada en Haití. Apenas ha  fluido menos de la mitad de los recursos prometidos por la Comunidad Internacional y se reprocha  que los donantes no  actuaran con la celeridad que demandaba un desastre de la magnitud  del que afectó  a  la parte occidental de la isla Hispaniola, la más pobre de América. Pero está a la vista además que Haití no solo carece de organismos estatales efectivos (disminuidos además en su funcionamiento por el sismo terrible) sino que sus más  influyentes   políticos no están en sintonía con su pueblo. Sus contradicciones  partidarias representan un obstáculo, prácticamente insalvable, para la unificación de criterios y la toma de decisiones  imprescindibles para canalizar ayuda.

Los entorpecimientos que derivan de la irresponsabilidad  y el egoísmo de los hostiles  políticos haitianos -que parecen ser mayoría y que no merecen el  respaldo mayoritario de su nación- frustran a dos naciones al mismo tiempo. Directamente al más sufrido pueblo del continente, que en gran medida todavía se aloja en miserables condiciones provisionales. Y luego  a su Estado y comunidad vecina, República Dominicana,  país que recibe consecuencias muy negativas, a través de migraciones,  de las situaciones sin resolver al otro lado de la frontera. Los dominicanos tenemos  poderosas razones para exigirles sensatez a esos políticos.

Mejorar  control a tráfico de  drogas

República Dominicana debe ser equipada con prontitud de instrumentos   electrónicos y de visión de rayos equis de última generación   que permitan la detección  con rapidez de alijos de drogas,  a los fines de reducir  de manera  sustancial el uso de los puertos de este país para el  trasiego de cargamentos   importantes de drogas destinados a los grandes mercados de consumo en Estados Unidos y Europa.

 Un daño social mayor es causado  a esas sociedades, ricas y avanzadas receptoras  clandestinas por esta vía de las   sustancias controladas. Sociedades en las que además no se aplica una  dura represión al  consumo. El costo de interceptar con medios avanzados el flujo de drogas tiene que recaer en gran medida sobre  esos Estados de destino final de la  mercancía con el aporte  de equipos. En la actualidad la revisión efectiva de furgones sospechosos está disponible en un solo puerto. Eso no es suficiente.

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