Dominicanos y haitianos conviven sin mayores dificultades en el arrabalizado sector de San Carlos conocido como “El Pequeño Haití”, un espacio ubicado entre la avenida Mella y la calle Benito González y detrás del Mercado Modelo.

En este lugar los dominicanos se dedican principalmente a la venta de mercancías y dispositivos electrónicos ya desplazados por otras más modernas y objetos antiguos, así como productos agropecuarios y manualidades.

En cambio, los inmigrantes haitianos se dedican a la compra al por mayor de productos comestibles para ser llevados a la vecina nación, mientras otros se buscan la vida con la venta de piezas de vestir, flores, comida y otros.

Ambos exhiben sus mercancías en plena calle y en las aceras, dejando poco espacio para el tránsito vehicular y peatonal.

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Ramón Ortega, quien se dedica a traducir del español al creole y viceversa, señala que debido a la situación del otro lado de la frontera el intercambio comercial ha bajado mucho en el Pequeño Haití.

Indica que la grave crisis económica y la inseguridad en la vecina nación provoca que menos haitianos compren productos en el lugar para llevarlos al otro lado de la frontera.

No obstante, durante un recorrido por la zona se observaron varios camiones estacionados próximo a almacenes a la espera de ser fletados para partir hacia Haití, donde desafían el peligro de ser asaltados o secuestrados por las bandas que mantienen el control de esa nación.

Un inmigrante, que no quiso ofrecer su nombre pero que se disponía a montar varias cajas repletas de productos dominicanos en un camión, narró que la situación económica se ha complicado en Haití, por eso vienen a República Dominicana para abastecerse.

Juan Castillo, quien se dedica a la venta de controles, cargadores, teclados de computadoras y otros artículos en la calle Imbert, destaca las relaciones comerciales que se dan entre haitianos y dominicanos.

Dice que se producen muy pocos altercados.

Los dominicanos ocupan básicamente las calles Imbert y doctor Hernando Gorjón pero hay una especie de acuerdo tácito de respeto y sobrevivencia con los extranjeros.

Revela que ya los haitianos no compran solamente en el Pequeño Haití, sino que aunque viven en pensiones en ese lugar salen y compran mercancías en otros sectores, principalmente en Villa Consuelo.

Los inmigrantes se concentran mayoritariamente en la calle Del Monte y Tejada, donde venden flores, ropas nuevas y usadas, calzados, comida y botánicas, donde también existen almacenes de mayoristas para la exportación.