Hallan manuscrito olvidado de Einstein

Hallan manuscrito olvidado de Einstein

BRUSELAS (EFE).- El estudiante holandés Rowdy Boeyink puede confiar en aprobar con nota sobresaliente su tesis doctoral después de que, al buscar material en los archivos de la Universidad de Leiden, desempolvase un olvidado manuscrito de Albert Einstein de alto valor científico e histórico.

En el documento, fechado en diciembre de 1924, el genial físico formula de su puño y letra en lengua alemana uno de los últimos hitos de su carrera: la predicción teórica de un estado de la materia entonces ignorado y demostrado empíricamente 70 años después, la llamada condensación Bose-Einstein.

El manuscrito se hallaba entre los legajos archivados en el Instituto Lorentz de Física Teórica de la Universidad de Leiden (suroeste de Holanda).

Forma parte de los papeles legados por el físico Paul Ehrenfest, a quien el autor de la Teoría de la Relatividad visitó con frecuencia durante la década de los años 20 del siglo pasado, y cuya obra es el objeto de la tesis del afortunado estudiante.

El documento preserva incluso las huellas dactilares de Einstein, y según el Instituto Lorentz –que exhibe el documento en su página de internet–, es una especie de borrador del artículo “Teoría Cuántica del Gas Ideal Monoatómico” que el científico judío publicó en la Academia de Ciencias de Berlín, en enero de 1925.

La Universidad de Leiden prevé guardar el valioso documento en la sede del Instituto Lorentz, en el que Einstein trabajó como profesor invitado.

El fenómeno en él descrito, la condensación Bose-Einstein, ocurre cuando un gas es enfriado a temperaturas extremas –cerca de 460 grados bajo cero–, lo que hace que los átomos retengan la menor cantidad posible de energía y se comporten de forma ordenada, hasta el punto de aglutinarse en una masa densa que actúa como una única partícula.

Algo parecido a lo que sucede con los pozos del café cuando la taza se enfría.

Satyendrah Naht Bose, científico indio especializado en física matemática, sentó las bases del hallazgo al enunciar las reglas que determinan cuándo dos fotones deben ser contados como idénticos o como diferentes.

Einstein aplicó sus ecuaciones para extender la teoría a los átomos de la masa.

En 1995, los estadounidenses Eric A. Cornell y Carl E. Weiman, y el alemán Wolfgang Ketterle, consiguieron reproducir y observar el fenómeno con una forma gaseosa del rubidio, lo que les hizo merecedores del Nobel de Física en 2001.

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