Halloween, también conocido como el Día de Brujas, es una fiesta de origen celta que se celebra cada 31 de octubre por la noche.
Se dice que hoy se unen los dos mundos, el de los vivos y el de los muertos, razón por la cual se creó un conjunto de rituales en torno a esta creencia.
Calabazas, brujas, gatos negros, fantasmas, telas de arañas y calaveras son algunos de los elementos que más se destacan para esta celebración y cuyo objetivo es reprender a los espíritus malignos mientras que la luz de la vela los ayuda a encontrar su camino.
La costumbre de esta festividad es que los niños recorran las calles, casa por casa, para pedir dulces.
Mientras que los adultos aprovechan este día como excusa para compartir con sus amigos, asistir a fiesta, vestirse de una manera llamativa, ver películas de terror, entre otras actividades.
Pero Halloween, no es tan sano como aparenta ser, según narran exlíderes de sectas satánicas y han salido de ellas, dicen que hacían sacrificios, roban hostias consagradas, hechizos o maldiciones.
La comunidad cristiana evangélica, conmemora cada 31 de octubre la constitución del Día de la comunidad evangélica y protestante. Ya que ese día Martin Lutero clavó las 95 tesis donde establece que la iglesia católica debe ser reformada.
Sin embargo, la iglesia católica vincula esta fecha con la “Víspera de Todos los Santos”, que se celebra cada 1 de noviembre.
Sacerdotes y diáconos llaman a la feligresía a que de manera positiva a celebrar Holywins, ósea, la festividad de Todos los Santos con disfraces alusivos a la fe católica como santos, vírgenes y religiosos.
El Padre Vincent Lampert, exorcista y párroco en la Arquidiócesis de Indianápolis en Estados Unidos, aseguro que el Diablo no tiene poder sobre nosotros, sino que con nuestras acciones nos hacemos semejante a él.