Hamaca petróleo puede socavarnos

Hamaca petróleo puede socavarnos

UBI RIVAS
Los vaivenes sin justificación, como la hamaquita de Juanita del cantaautor Fernando Villalona (El Mayimbe), ciertamente pueden socavar la economía mundial de la que de ninguna manera estará exenta la nuestra.

Los precios de los combustibles fósiles (petróleo) excedían en el mercado spot de Nueva York (Nymex) el 27 de septiembre último una cota de US$82.88 el barril, añadiendo US$2.58 al de la víspera (anterior).

La burda motivación, como siempre, es la incertidumbre ante los imperativos (se alega) oferta-demanda por la temporada ciclónica que tiene septiembre como el de históricamente su mayor actividad.

La especulación conforme a las altísimas temperaturas ocasionadas por el efecto invernadero por recalentamiento inaudito del clima planetario, por las emisiones de gases de los complejos industriales de los países opulentos, Estados Unidos responsable del 35% de ellos.

El presidente Leonel Fernández, en su turno de disertación en las Naciones Unidas el 27 de septiembre último, dimensionó en sus exactas proporciones la catástrofe del incremento en los precios de los hidrocarburos y su efecto devastador en la economía planetaria, especialmente en los irredentos (subdesarrollados y que no producimos petróleo) y la gran expectativa que eso traduce.

Nuestro país, que no produce petróleo, aunque se afirma que nuestra geografía está situada en la misma que fluye en Venezuela y Trinidad-Tobago, como el resto de los países del área, ha actuado lento en la búsqueda de alternativas viables, concretas, eficaces, que atenúen la alta carga impositiva que importar crudos y derivados define.

En 2004 pagamos por la factura petrolera US$1,667.12 millones, en 2005 pagamos US$2,451.98 millones, en el año 2006 desembolsamos US$2,788.11 millones y el presente apunta que nos despojaremos de US$2,809.2 millones por 492 millones de  barriles, algo manicomial, insostenible, trágico.

Se aduce que la energía solar es muy costosa por el precio de los paneles, que con la eólica podrían concederse contratos a empresas tanto foráneas como criollas para sus instalaciones, y no se avanza lo expectante en esas vertientes, así como la producida por las olas del mar.

El país dispone de áreas extensas, el sur, el Sur Profundo; Pedernales, Línea Noroeste en su costa norte desde Luperón, Estero Hondo, Maimón, Punta Rucia, Puerto Juanita, Buen Hombre hasta Manzanillo, donde es factible la instalación óptima de energía solar.

En Bahía de Icaquitos (detrás del famoso Morro de Montecristi), Cabarete y otras áreas, la energía eólica es positiva, óptima, pero a no pocos empresarios les satisface más invertir en pizzerías, heladerías, hoteles, casinos de juegos, jugos de frutas, lo que no está mal, pero no excelente.

Inclusive, instalar una planta nuclear para que abastezca a todo el país y vendamos energía al vecino Haití, en una concesión a uno de los opulentos emires del Golfo Pérsico, como sugirió en Listín Diario del 28 de septiembre último José Quiñones, asesor de la Gerencia de Asuntos Nucleares de la Comisión Nacional de Energía (CNE).

Inclusive la SEIC dispone de un formidable director de Energía Alternativa en la persona del ingeniero Salvador Rivas, diplomado en la Universidad de Kiev, Ucrania, al que estimo tanto el sector oficial como el privado han sido tímidos la agenda abultada de que dispone para que el proceso funcione.

Es absolutamente imposible, inviable, que prosigamos pagando una factura petrolera que se traga RD$70 mil mm/año, y continuar trazando planes sin concretizar ninguno, mientras el monstruo nos devora con extrema rapidez, por la especulación grosera y al parecer sin control, del mercado especulativo petrolero del WTI (Petróleo Internacional de Texas) que arbitra la Bolsa Mercantil de Nueva York mejor conocida por sus siglas de NYMEX, un Bin Laden superlativo que se dirige no a socavar a USA, sino a la aldea planetaria toda.

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