Tokio, (EFE).- La central nuclear de Hamaoka dejó de funcionar hoy a petición del Gobierno por el gran riesgo sísmico de la zona en la que se ubica, algo que aumenta los problemas energéticos de Japón ante la llegada del calor estival. Pese a estar situada lejos de la zona devastada por el terremoto del 11 de marzo, la central nuclear de Hamaoka está en un área de alta actividad sísmica donde existen muchas probabilidades de que ocurra un terremoto de hasta 8 grados en los próximos 30 años.
Por eso, a petición del Gobierno, que intenta evitar un nuevo accidente nuclear como el de Fukushima, la operadora, Chubu Electric, paró hoy el último de los dos reactores que estaban operativos en la planta. La orden sin precedentes de parar Hamaoka ha puesto fuera de servicio sus tres reactores (uno de ellos no estaba operativo temporalmente debido a una revisión rutinaria) con una capacidad de generación eléctrica de uno 3,6 millones de kilovatios, el 10 por ciento de la energía que sirve Chubu Electric a la red. La compañía expresó hoy su deseo de que las actividades puedan reanudarse en Hamaoka, a orillas del Océano Pacífico, en cuanto se tomen las medidas necesarias para evitar un accidente debido a un terremoto, aunque el Gobierno cree que la suspensión durará, al menos, dos o tres años.
El primer ministro, Naoto Kan, además dijo ayer que los estándares de seguridad de las centrales nucleares de Japón, que obtiene un tercio de su electricidad de este tipo de fuentes, cambiarán en el futuro por el accidente de Fukushima.
A día de hoy, menos del 40 por ciento de los reactores nucleares de que dispone Japón están operativos, debido a los efectos del terremoto del 11 de marzo en las centrales del noroeste y porque otras unidades están bajo revisión rutinaria. Esto implica menos electricidad para aliviar el intenso calor húmedo que afecta al archipiélago durante la época estival, pese a que las eléctricas planean aumentar su producción con más actividad de sus plantas térmicas.
Por eso el Gobierno pidió esta semana a empresas y hogares que gasten un 15 por ciento menos de electricidad entre julio y septiembre, cuando la media de humedad en Tokio es del 70 por ciento, según datos de la Agencia Meteorológica. Lo peor es que el suministro para gran parte del país se complicaría más en caso de que otros seis reactores entren en revisión durante el verano, tal como estaba planeado antes del terremoto.
Mientras tanto, la operadora de la central de Fukushima, TEPCO, trabaja para estabilizar los reactores de la inestable planta, algo que hoy costó la vida a uno de los empleados bajo su mando desde el 11 de marzo. La muerte de este operario, de unos 60 años, ocurrió súbitamente hoy cuando mientras trabajaba en las instalaciones de Fukushima Daiichi y sin que se hayan detectado niveles excesivos de sustancias radiactivas en su cuerpo.
El hombre, que vestía el traje de protección y comenzó a trabajar en la planta el viernes, fue trasladado al hospital de Iwaki (provincia de Fukushima) tras sufrir un desmayo a primera hora de la mañana, donde se certificó su muerte por razones aún no detalladas.
El accidente ocurre cuando los operarios intentan instalar un nuevo sistema para refrigerar el reactor 1, donde una gran parte de las barras de combustible del núcleo podrían haberse fundido, con lo que aumenta el riesgo de filtraciones radiactivas.
Según informó la televisión NHK, TEPCO intenta determinar por dónde se fuga el agua que se inyecta para refrigerar el núcleo, al tiempo que instala condensadores para reutilizar el líquido dentro de la vasija de contención de la unidad. Asimismo, la eléctrica ha comenzado los preparativos para cubrir el edificio del reactor 1 con una estructura de poliéster y acero que ayude a limitar la radiación expulsada al aire. EFE