Hambre de etanol pone en tensión centrales brasileñas

Hambre de etanol pone en tensión centrales brasileñas

POR ELIZABETH JOHNSON
En Sao Paulo

Los productores de azúcar de caña sueñan con el día en que su etanol alimente los vehículos desde Estocolmo hasta Tokio. Pero para que eso ocurra, tienen que demostrar que producen «biofuel» suficiente para que los compradores se puedan mover todo el año.

El programa de bio-combustibles del país está entre los más avanzados del mundo. Hace unos 30 años, la dictadura militar brasileña impulsó la producción de etanol, ofreciendo subsidios para los centrales azucareros y controles de precios en un esfuerzo por reducir la dependencia de las importaciones de crudo, después de la crisis petrolera de la década de 1970.

El programa fue un éxito rotundo. Los fabricantes de autos diseñaron vehículos movidos por etanol, y casi todos los nuevos automóviles emplearon exclusivamente el combustible limpio durante los años 80.

Sin embargo, cuando los precios del azúcar se dispararon en 1989, las fábricas brasileñas optaron por regresar al azúcar -el otro producto principal de la caña-, y el precio del etanol se limitó por parte del gobierno. La decisión dejó secas a muchas bombas, lo que amargó a la población contra el etanol durante una década.

Cuando el nuevo gobierno democrático de Brasil puso fin a los controles de precios y desmanteló los subsidios para el combustible, las fábricas se vieron obligadas a hacerse altamente eficientes. La mayoría dependía de operaciones de destilación cuando los precios del azúcar bajaban, aunque también tenían la ayuda de los mandatos del gobierno de que toda la gasolina que se servía en las bombas contuviera no menos de 20%-25% de etanol.

No obstante, el etanol enfrentó problemas adicionales. Los conductores consideraban los carros movidos por etanol puro como dinosaurios lentos, y en los primeros cinco años del nuevo milenio, las ventas han caído a solo 1% del total de las ventas de nuevos vehículos.

Cuando los precios del petróleo volvieron a subir esta década, la industria automotriz de Brasil decidió combatir los viejos estereotipos, introduciendo carros «flex-fuel», que presumen dé mejores resultados gracias a la tecnología del motor que ajusta constantemente a una mezcla de etanol y gasolina. Desde su presentación en 2004, estos vehículos han devenido un éxito enorme, constituyendo 71% de todas las ventas de carros nuevos en diciembre, 245 más que el año anterior.

Waldemar Guilherme, un taxista de Sao Paulo que compró su GM Mervia flex fuel en 2004, había tenido malas experiencias con los carros movidos por etanol, pero está muy complacido con los nuevos modelos. «Anda como un carro de gasolina, pero desde que lo compré solo he utilizado etanol», dijo el señor Guilherme.

Mientras tanto, los vehículos flex-fuel han despertado nuevas preocupaciones sobre los suministros de etanol. La creciente demanda ha elevado el precio por litro en 25% desde que empezó a bajar la zafra hace un mes.

Los analistas de la industria dicen que habrá etanol suficiente para suministrarle al mercado -pero solo el suficiente.

El país tendrá cerca de 250 millones de litros de reservas de etanol cuando termine la temporada de zafra en mayo. Eso es suficiente para suplir al mercado interno cerca de una semana, de acuerdo con UNICA, la Asociación de Productores de Azúcar de Sao Paulo.

El gobierno ha tratado de forzar a las fábricas para que limiten los precios, en lo que para los analistas es una jugada populista en un año electoral. La bolsa de productos básicos y futuros BM&F, de Sao Paulo, dijo recientemente que suspendería los contratos futuros del etanol si el gobierno insiste en controlar los precios.

Compradores potenciales extranjeros del etanol brasileño, como Japón, Corea del Sur y Taiwán, estarán vigilando muy de cerca los suministros, mientras deciden si continuarán con sus propios programas de etanol aditivo, que dependería de las importaciones de etanol. «Mercados como Japón son muy sensibles a los temas del suministro, y la situación actual es muy problemática para abrir nuevos mercados», dijo Christopher Berg, un analista de etanol de FO Licht.

En respuesta a la creciente demanda del mercado, los productores brasileños están invirtiendo intensamente para incrementar la producción de caña de azúcar y construir nuevas fábricas. Su objetivo es duplicar la producción de etanol hasta 34 millardos de litros al día en 2013. «Si hay un plan establecido, Brasil incrementará la producción. Cuenta con la tierra y el capital para enfrentar la demanda, pero eso no ocurre de un día para otro», dijo Fabrizio Vichichi, el vicepresidente ejecutivo de la firma de corretaje Nobel Americas.

El país está buscando activamente promover programas de etanol en Tailandia, India y América Central, pero a los clientes globales les preocupa que sea imposible garantizar el suministro a menos que más países empiecen a producir volúmenes importantes de etanol para la exportación. «El etanol empezará a ser un producto básico global, pero llevará tiempo, dijo C. Harry Falk, el presidente y jefe ejecutivo de la Junta de Comercio de Nueva York. Estima que un mercado global tomaría entre tres o cuatro años surgir.

El candidato obvio para hacer equipo con Brasil sería Estados Unidos, que se ha convertido en el productor número dos del mundo al ofrecerle subsidios a los agricultores del Medio Oeste que produzcan combustible a partir del maíz. Todavía no exporta etanol.

«Si se mira al panorama mundial del etanol, EEUU y Brasil son como Kuwait y Arabia Saudita», dijo el señor Vichichi. Sin embargo, una asociación implicaría tomar algunas decisiones duras para Brasil, cuyos productores ya han expresado sus preocupaciones sobre los subsidios concedidos a los productores norteamericanos.

«Los productores de etanol de EEUU reciben en general US$1.20 por galón en incentivos […]. Si ellos exportan bajo estas condiciones, les daría una ventaja injusta», dijo Fernando Moreira Ribeiro, un ejecutivo de UNICA.

VERSION AL ESPAÑOL DE IVAN PEREZ CARRION

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