Hamburgers y papas fritas

Hamburgers y papas fritas

Los hábitos y costumbres de Norteamérica están solidamente asentados entre la población dominicana. Tan fuertes lazos nos unen a ese territorio que no sólo remesas, música e indumentarias de allá se copian por aquí.

Niños y jóvenes criollos se han encariñado tanto con “los países” que han adoptado con pasión los alimentos ‘basura’ que para los estadounidenses son de diaria y casi inevitable ingesta.

Ignorantes del daño que se infligen, los muchachos criollos se han hecho adictos al hamburger, las papas y las bebidas gaseosas.

Me auxilio de los resultados de una última investigación, publicada anteayer en el primer cuerpo de este diario.

El “41 por ciento de los niños en edad escolar padece de algún tipo de mal nutrición, siendo el sobrepeso y la obesidad los más comunes”, explica la nota periodística de Carmen Matos.

De paso por los establecimientos tipo americano, las llamadas tiendas de conveniencia, observo con frecuencia las harturas que se dan niños y adolescentes con esos enormes sándwiches – porque los prefieren de doble carne y doble todo – los que luego “pisan” con papas fritas y una gigantesca bebida gaseosa.

¿Alimento para el cuerpo? ¡No, qué va!

Se argumentará que el plato tradicional nuestro, la “bandera”, está más condimentada. Muy cierto.

En los mismos Estados Unidos a sus conocidas franquicias las han obligado a incluir ensaladas y otros alimentos “light” en sus menús, ante el grado de obesidad que se registra entre la población joven.

Es que no sólo de hamburgers y papas fritas debe vivir… o morir el hombre.    

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