Hamlet Hermann – El vodevil de los paranoicos

Hamlet Hermann – El vodevil de los paranoicos

La psiquiatría tiene en el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) un caso de estudio que promete aportar nuevos enfoques a esa ciencia. La rebatiña entre los pre-candidatos a la Presidencia de la República muestra una generalidad de posiciones mentales desorganizadas y delirantes. Cada uno de ellos ha teñido el mundo de enemigos. Para su forma de ver las cosas, todos están en contra de él o de ella planeando su destrucción. Esto ha provocado que se vayan aislando en posiciones solitarias y hostiles. Peor aún, cada uno ha desarrollado falsos sentimientos de grandeza creyéndose el mejor de los mejores.

Los aspirantes perredeistas han desarrollado una visión que adjudica a sus rivales los defectos que ellos consideran insoportables. Esa es una guerra en la que, para todos, uno es el bueno y los otros son los malos. Los errores nunca serán cometidos por esta persona sino que el equivocado siempre será el otro. Es por esa razón que se han agudizado tanto sus condiciones de hostilidad y de suspicacia. Cuando alguien les habla ya no perciben lo obvio, lo que realmente se les está diciendo, sino que le buscan la quinta pata al gato tratando de encontrar malas intenciones inexistentes. Asimismo, leen entre líneas en vez de ceñirse al texto, suponen engaños donde sólo aparece la realidad. Gozan adjudicándose una sobre valoración de sí mismos aunque su comportamiento sea caricaturesco e irracional. Se sienten importantes, superiores y favorecidos con algún don. Creen que sus ideas son las únicas verdaderas hasta el punto de defenderlas fanáticamente, sin considerar válidos los conceptos de los demás. Por esas razones los pre-candidatos del PRD han llegado a donde están: al borde del abismo. El razonamiento brilla por su ausencia en sus respectivas mentes porque los delirios han encontrado una lógica a pesar de que parten de premisas falsas. Y eso es grave. Viven un mundo irreal y no parecen darse cuenta de que van a perder todo lo que tienen por no despertar de su pesadilla.

Lo que muchos anticipamos como obvio no parece estar a la vista de los obstinados pre-candidatos. Sus enfrentamientos no se detendrán hasta que se destruyan unos a otros. Hasta ahora los han sostenido dentro del marco del Partido. Como ahí no se pondrán de acuerdo, cambiarán el escenario por el de la Junta Central Electoral. Ya que aquel organismo comicial carece de credibilidad suficiente para solucionar dentro de la legalidad el grave problema, de seguro que los aspirantes perredeistas llegarán hasta la Suprema Corte de Justicia para desarrollar una guerrita de inconstitucionalidades. Mientras, el tiempo se agota para convencer al pueblo dominicano de que son una opción electoral.

En definitiva, los aspirantes del PRD están a punto de convertirse en el Gran Sacerdote que celebraría el Día de la Expiación perredeísta. En su delirio buscarán la purificación de las culpas por medio de un sacrificio, tal como aquella práctica ritual de los antiguos judíos. Vestirán de blanco como corresponde a su Partido y elegirán dos chivos machos: uno será el PRD y el otro el Proyecto Presidencial Hipólito (PPH). Lanzarán una moneda al aire para decidir cuál de los dos animales sobrevivirá y cuál será sacrificado. No cabe la menor duda que la muerte súbita sobrevendrá sobre el PRD, como el Azazel de los judíos.

Luego de esta ceremonia de sacrificio del PRD, el chivo macho sobreviviente, el PPH, tratará de sobrevivir por unos cuantos meses usando los recursos del gobierno. Quizás hasta participaría en unas elecciones presidenciales perdidas de antemano a nombre de otras organizaciones oportunistas y, también, sin futuro propio.. Pero será tarde porque, además de la Presidencia, perderán también el congreso que, a falta de ideología, los respalda a golpe de sobornos. De seguro muchos de sus congresistas buscarán otra cuota ofreciéndose al mejor postor. El reacomodamiento de las fuerzas políticas del país es inminente. Muchos perredeistas perseguirán entre gritos e insultos a los pepehachistas considerándolos culpables de la destrucción del PRD. Ese apéndice creado por el actual Presidente de la República recibirá sobre sus hombros la culpa colectiva por el daño infligido a los dominicanos en los últimos años, aun cuando no siempre éste haya sido el responsable de tal falta. Ese será el chivo expiatorio que justificará a los paranoicos quienes nunca renunciarán a vivir envueltos en sus delirios de grandeza y de persecución. Aunque pierdan todo lo que tienen y nunca recuperen la razón.

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