¡Han herido a Píndaro!

¡Han herido a Píndaro!

Píndaro, ¿qué te pasa que te veo triste y adolorido?… “Me han herido y roto el alma”, responde y agrega: “Un hombre bueno, serio y honesto ha sido tocado por las manos de unos desgraciados y… ¡por poco lo matan!”. 

En Santiago, sus alrededores y el país, la seguridad está insegura.

12:00 de la medianoche:

“¡Vámonos, GRUFOS ya está lista para su Expo 15 Aniversario!”, decía orgulloso nuestro amigo Félix Sepúlveda, sellando su compromiso con nosotros y el Grupo Fotográfico de Santiago. “¿Les llevo a sus casas?” preguntó a sus empleados… Se montan en el vehículo y arrancan camino a Licey, donde vive uno de ellos.

12:30 de la misma noche:

Aunque cansados, conversan animadamente del éxito que esperan de la Expo que, precisamente, inaugura ese mismo día a las 6 de la tarde.  “Ingeniero, ya casi llegamos. Ya pasamos el cuartel de la policía y estamos llegando a La Paloma de Licey, donde vivo. Cuando usted vea una carreterita doble ahí, a la izquierda” le dice uno de los muchachos… En ese momento, ¡PUUUMMMM!, suena un disparo… “¡Coño, nos están tirando… rompieron el vidrio de atrás!” Grita uno de ellos. “¡Me dieron!… ¡Me dieron!” exclama Félix, retorciéndose de dolor y agarrándose con la mano derecha debajo del brazo izquierdo…

Con vivo instinto de conservación acelera su vehículo cuando, de inmediato, uno de los que le acompañan grita: “¡Cuidado! ¡Hay piedras y palos en la carretera!”. En ese momento, Félix ve que frente a él alguien le dispara.. el tiro rompe el vidrio delantero y le da en el dedo índice de la mano izquierda… Con un profundo dolor, sostiene el guía. “¡No podemos seguir… doble rápido allá alante a la izquierda… hay una carreterita… han bloqueado todo con piedras y palos…!” exclama uno de ellos.

12:35 de la noche.

Sólo cinco minutos han pasado y parece que ha transcurrido una vida…. Aceleran monte adentro por el camino vecinal y llegan a un dispensario médico local. Uno de ellos se desmonta del vehículo…. grita… clama por ayuda y… ¡nadie presta atención! Félix sólo pide que le salven y le lleven a otro dispensario. Siente que se está desangrando.

Llegan a un segundo dispensario… Una enfermera que ve el cuadro exclama: “Doctor, venga a chequear este herido… ¡se está desangrando!”… a lo que el doctor responde con indiferencia y cansancio… “Doctor, pero ¡por lo menos venga a verlo!”, exclama una de las enfermeras… Ante la renuencia del doctor a recibir y atender al paciente, otra de las enfermeras de turno dice: “¡Si lo dejan aquí, se va a morir!”. Casi perdiendo el sentido, Félix grita desesperado: “¡No me dejen morir!… ¡llévenme a un hospital!”. De inmediato, los muchachos reaccionan, lo pasan al asiento trasero y a toda velocidad lo llevan a un Centro Privado en Santiago, donde le dan los primeros auxilios y proceden a controlar el profuso sangrado.

Píndaro me dice, “hoy nuestro amigo está postrado en cama, con una perforación en la axila izquierda que le ha provocado insensibilidad en el brazo y un dedo índice que ha tenido que ser reconstruido…. ¡A mí también me han herido! La acción ha superado la ficción y nos toca directamente. ¿No será que día a día nos prometen orden y lo que traen es corrupción?”

Lo que está pasando en el país ya no es algo abstracto. Tiene nombres y apellidos, ojos, boca y manos. Pero, no lo que queremos ver… ¡carajo! Facilitemos el poder ver la monstruosidad moral y física de mucha gente, y la deformidad de nuestro propio tiempo.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas