Durante toda la temporada, los Tigres del Licey han contado con un hombre con experiencia de Grandes Ligas como pocos que han jugado en los últimos años en este béisbol.
Un fanático enfermo del equipo azul, Hanley Ramírez ha visto acción en un total de 31 partidos, contando las tres fases de la campaña.
Y en los seis juegos de la Serie Final, el bate de Ramírez ha demostrado lo que es capaz de hacer al mantenerse saludable.
“Los ajustes me han ayudado bastante. He tenido varios juegos y tú sabes que el béisbol es de timing y yo he tomado el mío”, dijo Ramírez a redactores del Hoy, previo al inicio del séptimo encuentro de la final.
Al iniciar la jornada, Ramírez bateaba .409, con un cuadrangular y dos remolcadas, pero un porcentaje de embasarse de .480 y un OPS de 1.162. Ramírez da crédito al buen ánimo en la cueva azul y al trabajo desde las oficinas y hasta el clubhouse para los buenos resultados de la novena.
“La química está muy buena en el clubhouse, desde la directiva y eso se transmite hacia abajo y sabemos lo que queremos hacer que es ganar la corona”, indicó.
Ramírez se operó del hombro a mediados del año pasado y su proceso de recuperación, aunque arduo, ha sido positivo y los resultados se ven claramente en el terreno de juego.
“Tengo que dar gracias a Dios por darme el ánimo y la energía de ir al gimnasio todos los días, a darme terapia. Pero eso no es fácil, tengo que darle gracias a Dios, a mi familia”.