Hanley Ramírez y Miguel Cabrera
se disputan el liderato de bateo

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POR ENRIQUE ROJAS
De ESPNDeportes.com
MIAMI, Florida.-
Agosto es muy pronto para hablar de contiendas por títulos individuales y honores en la temporada de Grandes Ligas, que termina el 30 de septiembre, pero nunca es muy temprano para prevenir la posibilidad de un hecho histórico.

 Al menos una docena de veces, dos jugadores de un mismo equipo han reñido hasta los últimos días de la temporada por el título de bateo en cualquiera de las ligas mayores, pero nunca la batalla ocurrió entre dos latinoamericanos compañeros de equipo.

El torpedero dominicano Hanley Ramírez (.341) y el antesalista venezolano Miguel Cabrera (.338), de los Marlins de Florida, se encuentran metidos en una cerrada disputa que incluye a ocho jugadores con promedios superiores a .329, comenzando el último tercio de la temporada.

Cabrera, un bateador de por vida de .315 en cinco temporadas, bateó exactamente .339 el año pasado, cuando perdió el cetro de la Liga Nacional ante el torpedero Freddy Sánchez, de Pittsburgh, el último día de la temporada.

Ramírez, el Novato del Año de la Liga Nacional en el 2006, bateó .424 en julio para escalar al primer lugar de la tabla de bateadores con promedio de .341.

Pero entonces el quisqueyano se fue de 7-1 en sus primeros dos partidos de agosto para caer un punto por debajo de Cabrera (.339 a .338), antes de pegar seis imparables en la serie contra Houston para recuperar comando de la situación.

Cabrera pegó tres imparables en los tres partidos ante los Astros en Dolphin Stadium de Miami.

«No hemos hablado del tema, particularmente pienso que aún es demasiado temprano para pensar en título de bateo», dijo Ramírez a ESPNdeportes.com.

En el 2001, en su primera temporada en el béisbol profesional, Ramírez perdió el campeonato de bateo en los últimos días de la temporada ante el venezolano Alberto Callaspo, en la Liga Dominicana de Verano.

Callaspo, quien pertenecía a los Angelinos de Anaheim, conectó para .356 (275-98), mientras que Ramírez, entonces una promesa de los Medias Rojas de Boston, bateó .345 (197-68).

«Lo ideal sería que lo ganara cualquiera de los dos, pero hay mucha gente con las mismas oportunidades en estos momentos», dijo Cabrera.

Matt Holliday (.338), de Colorado; Chipper Jones (.329), de Atlanta; Dmitri Young (.331), Washington; Derrek Lee (.327), Cubs, y los lesionados Edgar Rentería, de Atlanta, y Chase Utley, de Filadelfia, con .336, están metidos en el globo.

Peloteros hispanos han participado en algunas de las más cerradas y enconadas carreras de compañeros de clubes por el liderato de bateo.

La temporada pasada, el intermedista dominicano Robinson Canó y el torpedero Derek Jeter, de los Yankees de Nueva York, pelearon entre ellos y contra Joe Mauer, de Minnesota, hasta el último juego del año.

En la jornada final de la serie regular, Mauer bateó de 4-2 para atrapar el cetro con promedio de .347, mientras que Jeter se fue de 3-1 y quedó segundo con .343. Canó bateó de 4-1 y terminó la temporada con promedio de .340.

En el 2003, el antesalista Bill Mueller y el jardinero dominicano Manny Ramírez, de los Medias Rojas de Boston, llegaron al último partido de la campaña separados por dos puntos en la persecución de la corona de bateadores de la Liga Americana.

Asombrosamente, Ramírez, quien bateaba .325, le pidió el día libre al manager Terry Francona, mientras que Mueller falló en su primer turno, bajando de .327 a .326, y de inmediato fue sacado del juego para asegurar el gallardete.

En 1993, el intermedista puertorriqueño Roberto Alomar fue parte de un capítulo único, cuando tres jugadores de un mismo equipo ocuparon las primeras posiciones del liderato de bateo.

El inicialista John Olerud bateó .363 y se pasó la mayor parte de la temporada amenazando la marca de .400, mientras que el bateador designado Paul Molitor fue segundo con .332 y Alomar tercero con .326.

Aunque no jugaban con el mismo equipo, un hecho histórico para latinoamericanos en Grandes Ligas ocurrió en 1966, cuando tres dominicanos, incluyendo a los hermanos Matty y Jesús Alou, quedaron 1-2-3 en el liderato de bateo de la Liga Nacional.

Matty Alou, de Pittsburgh, bateó .342 para obtener el galardón, su hermano Felipe Alou y Ricardo Carty, ambos de Atlanta, quedaron en segundo, con .327, y tercero, con .326, respectivamente.

La controversia racial convirtió en especiales dos de las grandes carreras por el título de bateo que han protagonizado compañeros de equipo a lo largo de la historia.

En 1976, el antesalista blanco George Brett y el jardinero afroamericano Hal McRae, de los Reales de Kansas City, llegaron empatados y pisándoles los talones el inicialista panameño Rod Carew, de Minnesota, al último día de la temporada, cuando precisamente se enfrentaron esos dos clubes.

Brett y McRae bateaban .331 y Carew .329 en la última jornada del calendario regular, el 3 de octubre.

Los tres jugadores habían pegado dos hits (Brett y McRae en tres turnos y Carew en cuatro) cuando el partido llegó a la novena entrada.

Estando detrás de McRae por cuatro décimas de punto, Brett bateó un elevado corto al jardín izquierdo, donde el defensor Steve Brye «extrañamente» se detuvo y permitió que la bola picara y luego cruzara sobre su cabeza, permitiendo que Brett se anotara un jonrón dentro del parque y tomara la delantera en el liderato de bateo.

McRae, quien bateaba detrás de Brett, conectó un rodado inofensivo al campocorto para terminar sus aspiraciones de ganar el título. Mientras se dirigía a la cueva de los Reales hizo varias señales hacia la cueva de Minnesota, justo a donde estaba el manager Jim Mauch.

Las bancas se vaciaron y hubo una gran discusión en el centro del terreno, pero eso no cambió la historia.

Brett ganó la corona de bateo con promedio de .33333, mientras que McRae terminó en .33270 y Carew en .33058.

En 1984, el «zoológico del Bronx» estaba más salvaje que nunca con los Yankees resbalando en la División Este y George Steibrenner arrepentido de haber firmado por un dineral al jardinero Dave Winfield.

El último día de la temporada, Winfield bateaba .342 y superaba por tres puntos al inicialista Don Mattingly, quien en apenas dos años se había convertido en uno de los favoritos de Steinbrenner y los aficionados de los Yankees.

Los medios de la Gran Manzana convirtieron el evento en una lucha racial entre «el afroamericano fracasado Winfield» y «la nueva gran esperanza blanca Mattingly». Convenientemente para ellos y el equipo, los dos jugadores evitaron involucrarse en ese peligroso juego de los periodistas.

Mattingly, quien fue ovacionado ruidosamente por los aficionados en cada turno, bateó de 5-4 y ganó la diadema de bateadores con promedio de .343, mientras que Winfield, tratado tibiamente debido a la campaña negativa de Steinbrenner y la prensa, se fue de 4-1 y terminó en .340.

Winfield terminó su carrera de 22 años con 3,110 hits, 465 jonrones y 1,833 carreras empujadas y fue electo al Salón de la Fama en el 2001, mientras que Mattingly fue una estrella fugaz que solamente brilló en seis de 14 años y cuyas estadísticas quedaron lejos de acercarse a las de Winfield o de los estándares de Cooperstown.

El equipo que más veces ha tenido a los dos mejores bateadores de la temporada es Detroit con cinco, mientras que Ty Cobb en tres ocasiones superó a un compañero para ganar el liderato. A la temporada del 2007 aún le quedan muchos partidos, outs e imparables, pero nunca será lo suficientemente temprano, o tarde, para prevenir la posibilidad de un hecho histórico.

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